Los seres humanos nos conectamos a través del lenguaje. No hay otro medio para acometer la tan difícil tarea de comprendernos y llegar a acuerdos consensuados en cualquier ámbito de la vida en la que intervenimos los seres humanos: es decir, todos. Siendo, pues, la comunicación un pilar tan fundamental en toda relación humana: de pareja, familiar, laboral, de amistad, etc., es sumamente tóxico negarle la palabra a alguien y no permitir que exprese o se escuchen sus necesidades.
Esta forma de castigo emocional es el mayor predictor de rupturas interpersonales de cualquier tipo, porque atenta contra un derecho humano fundamental: la comunicación bidireccional.
Cuando una persona es castigada con el silencio, se le niega la oportunidad de expresar sus pensamientos y sus sentimientos, lo que le fuerza al aislamiento (por la incomunicación) y, por consiguiente, a la frustración.
Si ese silencio se prolonga en el tiempo, se acaba generando un resentimiento acumulativo que afecta a la confianza y al respeto mutuo. Según John Gottman, experto en relaciones de pareja, esta “pared emocional” genera un distanciamiento difícil de superar.
En el Curso Avanzado de Comunicación No Violenta Basado en Mindfulness (CNVBM) abordamos directamente este tipo de comunicación disfuncional (nombrado así porque no funciona) y lo calificamos de una forma de comunicación “pasivo-agresivo”. Ya que la persona que decide silenciar su voz y cortar cualquier tipo de comunicación con la otra, parece pasiva porque no “dice nada” que pueda dañar al otro (no insulta, ni riñe, por ejemplo), sin embargo, está siendo altamente agresivo porque marca las pautas de la no-comunicación al cerrarse al diálogo.
Es muy doloroso convivir en una misma casa sin dirigirse la palabra.
Y es que el silencio es tan dañino para el que lo emite, como para el que lo recibe, provocando un perjuicio en la autoestima de ambos interlocutores. Y, si hay hijos de por medio, los estamos educando para que repitan el estilo comunicativo en sus futuras familias…
En definitiva, el lenguaje es la urdimbre que sostiene los vínculos afectivos. Por tanto, seamos conscientes de las palabras y los gestos que elegimos para comunicarnos o no comunicarnos. Seamos conscientes…
“El diálogo es el puente que conecta los corazones y las mentes de las personas, permitiendo entenderse, crecer juntos y superar los obstáculos que se presenten. Cuando negamos la comunicación, estamos negando la oportunidad de comprender y ser comprendidos, algo esencial en la construcción de una relación sólida y saludable”.
Extracto de “El amor inteligente” de John Gottman.
Ilustración de Julia Kuo para “The Sound of Silence” de Katrina Goldsaito.
Sugerencia – Meditación n. 7: “Metta con uno mismo y con los demás”.
Esta meditación nos ayuda a desarrollar la autoestima sincera y el respeto hacia uno mismo y los demás incondicionalmente, para no proyectar en los demás nuestros problemas. Amplía nuestra comprensión del otro y de su sufrimiento. Es el antídoto a la envidia, la ira, la vergüenza, y el aislamiento. Buena práctica…