REFLEXIONES TERAPÉUTICAS PARA INICIAR LA SEMANA CON LA INTENCIÓN DE VIVIR EL PRESENTE Y ASPIRAR A UNA VIDA PLENA CON SENTIDO

Descubre tus mecanismos de defensa: la negación

descubre-tus-mecanismos-de-defensa-la-negación-psyke

Este mecanismo da lugar a frases como “no pasa nada” o “no me importa”, que tanto daño nos hacen, pues además de negar que algo nos ha afectado, también nos estamos negando a nosotros mismos el derecho a sentir ese dolor. Y si no lo reconoces, tu cuerpo lo hará por ti con dermatitis, bruxismo o eccemas, entre otras muchas formas de somatizar. 

La negación implica rechazar consciente o inconscientemente la verdad de una situación o directamente la realidad. Es una forma de protección que -de entrada- nos permite evitar sentir emociones difíciles. Lo podemos detectar en rupturas de amistad o de pareja (sobre todo en los demás, claro) cuando te dice una amiga llorando “me da igual, que se vaya a freír espárragos” (no sé por qué eso de ir a freír espárragos pueda ser una tortura). Tú sabes perfectamente que está destrozada, pero parece que al negarlo duele menos porque posiciona a la persona afectada por encima del dolor. No funciona, según la ciencia, pero es una forma de afrontar lo ocurrido con una barrera de defensa por delante. Cuanto antes puedas abrir la puerta a aceptar ese dolor, antes podrás sanarte. 

Una cosa es ir de víctima de la vida y quejarse todo el día de todo. Y otra muy distinta es decir que algo no te duele cuando te duele. Ya no hay duda de que mente y cuerpo han de trabajar juntos en coherencia para mantener nuestra salud emocional y física. Por eso lo primero que hay que descubrir y reconocer es si estamos usando este mecanismo para defendernos del dolor con mucha honestidad y autoconsciencia: ¿Estoy evitando sentir una realidad dolorosa? Este reconocimiento puede ser íntimo, no tienes por qué decírselo a nadie. Lo más importante es que tú lo sepas para poder pillarte en futuras ocasiones y dejar de servirte de él por tu propio bien.

Los siguientes pasos son aceptar la realidad de la situación y aceptar lo que estás sintiendo con cariño hacia ti mismo, con autocompasión (que no es pena ni lástima). Es un paso doloroso, pero es crucial para el crecimiento emocional y la fortaleza. Supone mirar el dolor de cara. No hay nada que pueda fortalecer más la resiliencia y la autoestima. Al acoger lo que pasa en tu interior, te aceptas plenamente. Sin culpar a nadie de lo que sientes. Escribir sobre lo que sientes es otra forma de acogerte y comprenderte. Todo menos volver a la negación que te aleja de realidad y de ti mismo…

Si detectas que la negación es una constante en tu vida, busca ayuda. Aprende a regular tu mundo emocional y a hacer consciente lo inconsciente para no quedar atrapado detrás del velo de la ceguera por miedo. Recuerda que todos usamos estos mecanismos en algún momento. Ser consciente de ellos y trabajar para gestionarlos de forma saludable puede mejorar significativamente nuestro bienestar emocional, además de nuestras relaciones interpersonales.

«El yo utiliza el mecanismo de defensa de la negación para rechazar ciertos aspectos de la realidad que resultan dolorosos o inaceptables, protegiéndose temporalmente de la angustia.»

Extracto de «La negación» («Die Verneinung»), de Sigmund Freud, publicado en 1925.

Ilustración del artista y autor Oliver Jeffers para su libro “The Fate of Fausto”, de 2019.

Sugerencia – Meditación n. 5 “Monitoreo abierto: Conscientes de ser conscientes” en www.psyke.es.

Esta meditación nos ayuda a darnos cuenta de todo lo que ocurre dentro de nosotros, en forma de sensaciones físicas, pensamientos y emociones, que nadie ve y que nos esclavizan, impidiendo llevar la vida que valoramos. La toma de consciencia ya de por sí es curativa. Buena práctica…