La necesidad de pertenencia nos tiraniza: empieza en la tribu y continúa en la familia y en el grupo de amigos, pareja o colectivo laboral. Somos dependientes de la aceptación externa y, si no nos liberamos, pronto podemos enfermar. He dicho bien: enfermar…
Existen tres tipos principales de estrés: el químico, el físico y el emocional.
Hoy voy a incidir en los efectos devastadores del estrés emocional: dedicado a todos los que sufren ansiedad, depresión, agorafobia, dermatitis, insomnio, adicción a los pensamientos catastróficos, dependencia emocional y mayores desarreglos psíquicos y físicos (es decir, va dirigido a casi toda la humanidad).
La mayor parte de estos trastornos nos los producimos nosotros mismos por no saber cómo “domar” nuestra atención mental – en primer lugar – y por no saber priorizarnos, en segundo lugar, anteponiendo siempre a los demás sin tenernos en consideración.
Cuando no sabes decir “no” a tiempo, el cuerpo lo dice por ti.
La premisa de “trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti” ha nutrido a muchos aprovechados, produciendo el mínimo retorno. La evidencia científica ha obligado a virar la brújula 180 grados: “trátate a ti mismo como tratas a los demás”. En principio esto parece de un egoísmo exacerbado, pero si no quieres enfermar, aplícatelo ya.
Los estudios indican que si te nutres y quieres desde tu “yo” más interno primero, ese “desde adentro hacia afuera” produce mucho más efecto amoroso que a la inversa, que es como nos han enseñado desde siempre: “ama hacia afuera y nútrete de lo que los demás te aman por tu entrega y sacrificio”. ¿Y si no lo hacen? Pues te quedas en el vacío más absoluto. Y desde ese vacío seguimos dando hasta entregar nuestras entrañas. Lección básica: no se puede “dar” lo que no se “tiene”.
Todo empieza por uno mismo SIEMPRE…
Somos seres bio-psico-sociales (y, cada vez más, espirituales) y, sin embargo, la medicina actual no nos contempla como tal. Si has entrado alguna vez en urgencias por alguna anomalía física ¿te ha preguntado el médico si estás sufriendo algún tipo de estrés emocional? Se ha demostrado que hijos de padres estresados son más propensos a sufrir asma, por ejemplo. Sin embargo, cuando entra en consulta un joven con asma rara vez se le pregunta sobre su estilo familiar. La medicina que se le suele recetar tiene componentes antiinflamatorios basados en cortisol (justo la hormona del estrés que ha generado la enfermedad).
Las situaciones conflictivas que podamos haber experimentado en nuestra infancia que no hayamos resuelto, pululan sobre nuestra psique y soma (cuerpo físico) sin que seamos conscientes. Si nos posicionamos en hacer “lo que los demás esperan de mí” nos anulamos y constreñimos en una identidad falsa que genera mucho estrés invisible que, por desgracia, el cuerpo acaba haciendo visible, pues llega un momento en el que el cuerpo dice “basta”. Como no le escuchas, porque las señales que te envía son sutiles, decide pegar un puñetazo encima de la mesa y enviarte un breve “ataque de ansiedad” o una “erupción cutánea” o “un enganchón de espalda”, por nombrar efectos menos lesivos.
Tomemos consciencia: cada vez que nos negamos, que no expresamos lo que queremos decir o lo que estamos sintiendo, aunque solo sea validándonoslo a nosotros mismos, nos estamos maltratando, como si nos pegáramos a nosotros mismos. Porque la rabia que no sale hacia fuera -como ya sabemos- nos la comemos hacia adentro, envenenando nuestro cuerpo y, por tanto, nuestro sistema inmunológico.
Las enfermedades físicas son mensajes –a veces letales- de que no nos hemos sabido escuchar y atender.
No esperes a que lleguen…
“Si te preocupas sobre lo que los demás piensan de ti, siempre serás su prisionero”
Afirmación de Lao Tse
Ilustración: «Bienvenido» – yespress
Sugerencia – Meditación n. 13: “Meditación de la Montaña”
Esta meditación sirve para desarrollar la firmeza y la sensación de poder interior, ante las situaciones que se nos presentan en la vida. Nos ayuda a coger fuerza y defender nuestras decisiones, que podrán ser acertadas o no, pero son nuestras. Ya recogeremos las consecuencias, también con firmeza y auto-compasión. Ante los intentos de sabotaje exterior, pisa fuerte. Eres montaña. Buena práctica…