THERAPEUTIC REFLECTIONS FOR THE WEEK, WITH THE INTENTION OF LIVING IN THE PRESENT MOMENT AND THE ASPIRATION OF A MORE MEANINGFUL LIFE

La culpa no resuelta es como una losa pesada que va contigo a todas partes…

La culpa no resuelta es como una losa pesada que va contigo a todas partes… - Psyke Blog

La culpa es una emoción humana compleja que todos experimentamos en algún momento de nuestras vidas. Cuando es saludable, sirve para reparar un daño que hayamos podido causarle a alguien, deliberadamente o sin darnos ni cuenta. En ambos casos, el malestar que sentimos en el cuerpo al darnos cuenta de lo que hemos hecho, nos lleva a buscar el alivio de ese malestar pidiendo perdón a la persona herida. Hasta aquí, la culpa cumple su función de promover nuestra responsabilidad personal y empatía hacia los demás.

En contraste, la culpa no saludable es tremendamente debilitante y puede afectar gravemente a nuestra salud mental y emocional. Esta forma de culpa puede llegar a ser tan desproporcionada, persistente e irracional que acaba siendo como una carga que siempre llevamos puesta. En lugar de motivarnos para enmendar nuestros desaciertos, nos suele llevar a la autocondena y la autocrítica excesiva.

Según los expertos, varios factores pueden contribuir a la culpa no saludable:

  1. Personas con normas excesivamente rigurosas se suelen establecer estándares poco realistas, por lo que tendrán la sensación de nunca estar a la altura de sus propias expectativas y las de los demás.
  2. Personas que se autoevalúan negativamente tienden a verse a sí mismos y a sus acciones como “malas” o “desacertadas”. En un encuentro con amigos, suelen pensarse mucho lo que van a decir porque todo lo que se les ocurre les parece inapropiado y, al final, deciden no hablar.  

Las consecuencias para la salud mental pueden ser devastadoras tanto internamente como en el entorno social. Los sentimientos de indignidad y autocrítica persistentes pueden contribuir a la aparición de síntomas de ansiedad o depresión, por la sensación de impotencia que genera. Esta culpa excesiva afecta también negativamente a la relaciones, ya que las personas pueden volverse defensivas y hasta agresivas, o evitar el contacto social por temor a no estar a la altura. Las personas con esta culpa crónica instalada en sus entrañas, suelen ser personas dubitativas que les cuesta tomar decisiones por miedo a equivocarse y experimentar todavía más culpa. Con todas estas características, no es de extrañar que su autoestima esté gravemente deteriorada…

El trabajo terapéutico con la culpa no saludable puede requerir varios enfoques: 

  1. Autoconsciencia. Aprender a observarse uno mismo y preguntarse si el sentimiento de culpa es proporcional a la situación y si existe la posibilidad de tomar medidas constructivas, como hablar honestamente del asunto con las personas implicadas.  
  2. La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) ayuda a trabajar con los patrones de culpa no saludable y desarrolla habilidades para regular todo tipo de emociones.
  3. La práctica de Mindfulness nos enseña a observar nuestros pensamientos y emociones sin enjuiciarlos, lo que ayuda a reducir la sensación de culpa no saludable. 
  4. Hablar con amigos, familiares o un terapeuta de confianza puede proporcionar una perspectiva externa y apoyo emocional a personas que sufren de culpa no saludable.  

En todos los casos, habrá que hacer una reevaluación importante de las normas y expectativas personales para ajustarlas a la realidad. Los seres humanos somos imperfectos y, por tanto, falibles. Pero esto no es excusa para hacer lo que nos apetece sin asumir nuestra responsabilidad. Partiendo de esta base, hemos de asegurarnos de estar haciendo lo que esté en nuestra mano para favorecer nuestro bienestar y el bienestar de las personas que nos rodean.

“La culpa es una pesada carga que llevar. Por eso solemos culpar a los demás de nuestras dificultades”

Albert Camus

Ilustración de Maira Kalman para “In Women Holding Things”.

Sugerencia – Meditación n. 22: “Meditación del perdón”.

Podemos causar daño y nos pueden causar daño, consciente o inconscientemente, movidos por el dolor, el miedo, la ira o la confusión. Esta meditación ayuda a cultivar el perdón hacia nosotros mismos y hacia los demás sin forzarnos, permitiendo que la intención de perdonar resuene en nuestro corazón. Buena práctica…

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