THERAPEUTIC REFLECTIONS FOR THE WEEK, WITH THE INTENTION OF LIVING IN THE PRESENT MOMENT AND THE ASPIRATION OF A MORE MEANINGFUL LIFE

“La familia es un micro-laboratorio donde forjamos nuestra identidad y nos entrenamos para la vida”

Ilustración de Isabelle Arsenault para el libro “Migrants” del canadiense Maxine Trottier

Acabamos de pasar un fin de semana cargado de encuentros familiares navideños, entre apetecibles y obligados. Casi ninguna familia se escapa de tener un cuñado desagradable, una suegra pesadita o una nuera que no cuida a su hijo como ella lo cuidaría, por poner algunos ejemplos…

Es prácticamente imposible que convivamos en paz si no hacemos el ejercicio previo de comprender y respetar las diferencias de unos y otros y, sobre todo, aprender a poner límites. Si las primeras desavenencias surgen entre hermanas y hermanos: celos, rivalidades, juegos de poder… ¿Qué esperamos que ocurra cuando se van integrando sus parejas? Los padres aquí tienen mucha responsabilidad aunque, por desgracia, muchas veces poco tino. Sobre todo si se rechaza a algún recién llegado o se favorece a unos sobre otros, consciente o inconscientemente.

Vayamos a la base: en una familia la máxima función de los progenitores es socializar a su descendencia y proveerlos de todo lo necesario para afrontar la vida. Muchos piensan que querer a los hijos es suficiente para desempeñar con acierto esta ardua tarea. De ese mito proceden la mayoría de desastres que todos cometemos en mayor o menor medida.

Al igual que no existe la perfección en los humanos, tampoco existe la familia perfecta, así que lo primero que hay que hacer es desprenderse de las idealizaciones. En todas las familias de diversas estructuras encontramos polaridades entre lo maravilloso (amor, comprensión y afecto), lo terrible (envidia, abusos, maltrato), y todo lo que acontece en medio. Partir de esta base es fundamental para tomar responsabilidad antes de iniciar una familia y no intentar parchear los errores cometidos cuando empiezan los problemas.

Emulamos lo que hemos vivido en nuestras familias. Antes de crear una familia, pues, habría que decidir el estilo de relación que cada uno de los miembros quiere aportar al nuevo núcleo familiar que se va a crear y qué formas heredadas quieren dejar atrás. Imaginemos que hemos echado de menos más demostraciones de afecto y de expresión emocional o que no ha habido una comunicación fluida o que había demasiados gritos y faltas de respeto. Haya sido como haya sido nuestra crianza, afrontar nuestra futura maternidad/paternidad con plena consciencia es el único antídoto posible para evitar reproducir el mismo modelo.

Y es que, a pesar de nuestras mejores intenciones, podemos acabar repitiendo los patrones que tanto nos han dolido de nuestras familias de origen. Lo curioso es que, si no ponemos consciencia y atención, lo hacemos sin darnos ni cuenta.

Una estructura familiar estable, amorosa y previsible ayuda a reducir el estrés, genera seguridad y fomenta la construcción de la identidad única de cada uno de sus miembros. Para evitar el peligro de clonar a sus dirigentes, permitir que cada miembro elija libremente su camino (con límites coherentes), respetar las diferencias desde el amor incondicional, son características cruciales para un desarrollo familiar satisfactorio.

Ellos dicen a quién hay que querer, cómo y cuánto” –Arundhati Roy

Ilustración de Isabelle Arsenault para el libro “Migrants” del canadiense Maxine Trottier

Meditación recomendada N. 4 “Mente-Cuerpo-Mundo”.

Esta meditación nos ayuda a pararnos y darnos cuenta de lo que la mente nos está contando en un momento determinado y de lo que aparece en nuestro cuerpo en forma de emoción que nos mueve a generar una conducta (que puede ser destructiva o constructiva). Es como una breve ITV que nos hace conscientes de lo que estamos creyendo y haciendo en el momento, posiblemente desde patrones aprendidos en nuestras familias de origen, y así poder elegir con un poco más de espacio cómo vamos a responder a la situación que se ha presentado desde nuestros valores actuales.  Buena práctica…

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