THERAPEUTIC REFLECTIONS FOR THE WEEK, WITH THE INTENTION OF LIVING IN THE PRESENT MOMENT AND THE ASPIRATION OF A MORE MEANINGFUL LIFE

“Un corazón roto es un corazón abierto”

Nadie quiere sentir el dolor del desamor en cualquiera de sus formas –pareja, amistad, familia- pero no lo podemos evitar. Existe, duele, y duele mucho. La vulnerabilidad que se experimenta al afrontar una ruptura escuece como el alcohol sobre una herida abierta. Es así…

Lo que asoma bajo esa primera capa de terror a sentirlo revela un gran tesoro, aunque muchos tampoco quieren ni escucharlo. “Yo ya no quiero aprender más”, dicen. Pues lo siento, la vida no deja de enseñarnos y, por cierto, cuanto más tardemos en aprender, más va a procurar darnos nuevas lecciones. No queda otra que espabilar…

Las personas con el corazón cerrado son temibles. Las hay de dos tipos: las que lo han cerrado porque han sufrido y se protegen detrás de un muro de hormigón para que nadie más lo vuelva a dañar. Y las que son frías e insensibles y pisotean tu campo aunque sepan que acabas de plantar tus semillas más esperanzadas.

No importa la procedencia. El caso es que cuando se presente la tremenda desdicha de que alguien te haga doler, déjate sentir ese dolor, porque te puede beneficiar enormemente, en el sentido más humano. En primer lugar, porque te enriquece como persona y te acerca más auténticamente a los que sufren como tu. Es decir, toda la humanidad. Y, en segundo lugar, porque te amplía la perspectiva y te ayuda a comprender que la vida trae relaciones y se lleva relaciones, porque estamos en constante cambio, y muchas de esas relaciones ya no te pueden o puedes acompañar. Aunque nunca olvides lo que significaron para ti, pues eres la persona que eres gracias a todas –digo todas- tus relaciones desde que naciste.

Con la esperanza de vida por encima de los 100 años, pocos contemplan la posibilidad de relaciones de “por vida”. De hecho, según las estadísticas, será habitual tener entre dos y tres relaciones de pareja a lo largo de la vida. Y de amistad muchas más (la familia la dejamos para otra reflexión).

En chino corazón y mente van en una sola palabra “xin”, y afirman que es el corazón el verdadero CEO del ser humano. En occidente aún estamos descubriéndolo…

La compasión es el mejor vehículo para ayudar a abrir un corazón herido y cerrado. Si todavía no te lo han roto practica ya, para que cuando te ocurra ya lleves puesta la única vacuna existente y eficaz: el amor.

“Cuanto más comprendes, más amas; cuanto más amas, más comprendes. Hay dos lados en una misma realidad, pues la mente del amor y la mente de la comprensión, son las mismas”.

Extracto de “How to love” (Cómo amar) del monje vietnamita Thich Nhat Hanh, que incluye sus inconmensurables y sabias revelaciones sobre la potencialidad del ser humano.

Ilustración de Oliver Jeffers para el libro “The heart and the bottle”, un libro sobre pérdidas de todo tipo.

Sugerencia: “Cultivando la autocompasión y Pausa de compasión hacia uno mismo” en www.psyke.es, ambas meditaciones  nos ayuda a aprender a traernos calidez y amorosidad hacia nosotros mismos y a tomar conciencia de cómo nos respondemos en momentos en los que nos sentimos dolidos en situaciones emocionalmente difíciles, en las que pensamos que no deberíamos sentirnos vulnerables. En estos momentos es muy importante aprender a ofrecernos cariño y consuelo con un gesto físico de afecto.

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