Algunos afortunados aún saboreamos los últimos coletazos del verano: los tardeos sin prisa, el vaivén de las olas, los días sin despertador. Pero septiembre ya asoma la cabeza. Vuelven el ruido, la prisa, los mails acumulados, los deberes y la rutina. Y con ello, una vocecita en nuestra cabeza que susurra: “uf… no me apetece nada”. ¿Te suena? No es falta de fuerza. Es la inercia del cuerpo pidiéndote quedarte justo donde estás: en la comodidad de hacer lo mínimo.
Si te fijas, el cuerpo se habitúa rápido a lo que le eches. Si vas a mil, te pide marcha. Y aunque estés cansado, funcionas y te sorprendes a ti mismo de la cantidad de cosas que eres capaz de hacer en un día. Eso sí, en cuanto frenas el carro, qué pronto se acomoda. Una de mis frases favoritas es “lo que practicas crece”. Si practicas sofá, crece el sofá. Si practicas moverte, crece la energía. Así de sencillo. Después de un mes de letargo, tu cuerpo se te va a rebelar si le pides ahora que se levante. Pero hay esperanza: tu cuerpo no está en tu contra. Solo necesita volver a arrancar con paciencia.
Pero si urge ya pasar a la acción y no te puedes rezagar, existe una estrategia infalible que ha hecho famosa a su autora, y que parte de la base de algo que he aprendido a lo largo de los años: la motivación no viene antes de la acción. Llega después. Por eso, si estás esperando a “tener ganas” para ponerte en marcha, puede que esperes eternamente. El truco está en no darle tiempo a tu mente para sabotearte. Si suena el despertador y te pones a pensar en las pocas ganas que tienes de salir de la cama, tu mente te va a insinuar posponer la alarma cinco minutos, y cinco más, y cinco más… y llegas tarde.
Cambia el chip y en el mismo inicio de la duda, antes de darle espacio a las múltiples excusas que es capaz de generar tu mente, cuenta atrás como si fueras a lanzar un cohete: 5, 4, 3, 2, 1… y cuando llegues al 1 ¡actúa! Tírate de la cama. Ponte las zapatillas. Llama. Escribe. Deja el móvil. Lo que sea. Pero muévete. Porque el simple gesto de pasar a la acción cambia todo tu sistema. La vida que tienes delante de ti no se construye en los días que fluyen solos, sino en los días que te cuesta y aun así das un paso. Ese paso es una declaración de que tú eliges. De que no te vas a dejar arrastrar por la queja ni por la pereza. Es tu momento de decir: “sí, me da pereza… y aun así, lo hago”.
Este septiembre no se trata de ir como una moto ni de que cambies el mundo. Solo de que no te abandones. Haz esa llamada incómoda. Retoma ese proyecto. Apúntate a ese curso. Sal a caminar. Cocina algo sano. Tienes cinco segundos. No más. Cuanto más tardes, más se mete tu mente en medio de la acción con sus excusas. Pero si cuentas hacia atrás y te impulsas, le tomas la delantera. Y eso te hará sentir fuerte y con poderío. Tu autoestima y buen ánimo te lo agradecerán.
¿Qué podrías decidir en cinco segundos hoy que te acerque a la persona que quieres ser?
Cambias tu vida tomando una decisión de cinco segundos a la vez.
De hecho, es la única manera en que puedes cambiarla.
Cita de Mel Robbins, de su libro “The 5 Second Rule: Transform Your Life, Work, and Confidence with Everyday Courage” (La regla de los 5 segundos: transforma tu vida, tu trabajo y tu confianza con coraje cotidiano), publicado en 1917.
Ilustración de la artista Maira Kalman para su libro “Darling Baby” de 2021.
Sugerencia: Meditación n. 4 – “Meditación Aquí y Ahora: Mente-Cuerpo-Mundo”.
Esta meditación nos ayuda a desarrollar la concentración en los anclajes que nos traen al presente, y que siempre tenemos a mano: La respiración, las sensaciones corporales y los sonidos que nos envuelven siempre en cualquier situación. Así tomamos consciencia de cuándo nuestra mente nos arrastra tantas veces hacia lo que no nos conviene. Buena práctica…