THERAPEUTIC REFLECTIONS FOR THE WEEK, WITH THE INTENTION OF LIVING IN THE PRESENT MOMENT AND THE ASPIRATION OF A MORE MEANINGFUL LIFE

Aprende a observar de cerca a tu mente, te puede jugar una mala pasada…

Ilustración de Leah Pearlman para DharmaComics.com

Qué extraña es la mente, siempre narrando todo lo que pasa a nuestro alrededor como si nosotros no estuviéramos presentes: te levantas por la mañana, abres la cortina y sonríes porque hace un día soleado y al instante te oyes una vocecita interna que te dice “que bien, ha salido el sol”. ¿A quién se lo está diciendo? ¿Acaso no eres tú quien está viendo el sol brillar en ese mismo instante?

Las personas que todavía no han practicado la meditación quizás no sean conscientes de que nuestra mente tiene incorporada un comentarista interno que va narrando –más bien interpretando- todo lo que nos ocurre, hacemos y vemos en tiempo real. Ese diálogo interior involuntario ni cesa y ni puede cesar, porque así es cómo funciona nuestra mente, al igual que tampoco podemos dejar de respirar, ni podemos hacer que pare nuestro corazón de latir porque así es el sistema de supervivencia que conforma nuestro cuerpo.

Si solo describiera lo que ocurre, no pasaría nada (excepto el fastidio de tener que escuchar la repetición de todo lo que ya experimentamos por nosotros mismos). El problema aparece cuando la mente se entremezcla con el cuerpo que sostiene todo el arcoíris emocional que tampoco podemos controlar. Si estamos enfadados, la interpretación de la realidad va a ser hostil y, por tanto, nos va a posicionar a la defensiva. Si estamos tristes, hasta las alegrías que tengamos a mano nos pueden agudizar la tristeza, pues todo, absolutamente todo, pasa por el tamiz de nuestra mente. Y una vez la mente se ha posicionado, la acción va detrás. 

Por eso es tan importante aprender a observarla de cerca para saber cómo funciona y, posteriormente, aprender a “domarla”. Sobre todo cuando empieza a descender hacia tierras movedizas. Nadie se libra, ni el más intelectual, ni el más ignorante. Solo aquel que, en base a muchas sesiones de práctica habitual, al menos sabe lo que está ocurriendo ahí dentro. Eso procura un espacio para elegir escucharla o no, y actuar subsiguientemente. Lo que no garantiza que nos libremos de su consejo, ya sea sabio o equivocado…

Y las consecuencias a las que nos puede llevar una mente sin domar son irreversibles…

¿A qué esperas para empezar esta maestría?

Ojo: la calidad de tu vida depende de la calidad de tu mente.

La felicidad y el sufrimiento, por extremos que sean, producen eventos mentales. Todo lo bueno o lo malo que sucede en tu vida y que te importa, ha de aparecer en tu mente. Este hecho ofrece una amplia oportunidad para sacar lo mejor de las malas situaciones (cambiar tu percepción del mundo a veces es tan efectivo como cambiar el mundo), aunque también permite que una persona sea miserable incluso si se han cumplido todas las condiciones materiales y sociales para la felicidad. Durante el transcurrir normal de los acontecimientos vitales, tu mente acaba determinando la calidad de tu vida”.

Extracto del libro “Waking Up: A Guide to Spirituality Without Religion” del neurocientífico y filósofo Sam Harris.

Ilustración de Leah Pearlman para DharmaComics.com

Sugerencia: “01 Meditación de la Respiración”

Esta meditación nos ayuda a descubrir que nuestra mente siempre está “hablándonos”. Al continuar con la práctica de ir soltando los pensamientos que van apareciendo, aprendemos cómo funciona nuestra mente y podemos adquirir una mayor distancia de ella, sobre todo cuando se pone en modo negativo. Buena práctica…

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