Cuando sube el volumen una discusión con una PEI y, especialmente, cuando queremos expresar nuestra perspectiva, mantener la firmeza y establecer límites -sin perder la compostura- es una misión titánica que nos deja exhaustos y frustrados. Cuanto más reactivo te vuelvas y cuanto más te sujetes a lo que consideras es “lo que corresponde”, pretendiendo algún tipo de cambio por parte de la PEI, peor lo vas a poder gestionar y, seguramente, saldrás tocado.
No es buena idea, pues, discutir usando la fuerza bruta que casi siempre resultará en tus propios moratones emocionales. Las personas inmaduras no pelean con equidad: niegan, distorsionan la realidad a su favor y presentan información imprevista para desarmarte. Tienen como una especie de horror existencial a que no te dejes controlar por sus salidas impulsivas. Esto ocurre especialmente con las PEI próximas al narcisismo, porque tu firmeza amenaza su entendimiento de cómo debe ser el mundo y las personas que lo habitan (casi siempre a su merced). Con lo que cuanto más defiendas tu libertad e intentes establecer límites, más se esforzarán en descolocarte. Es su especialidad.
La única salida es mantener la calma y no recular ante lo conseguido. No pretendas cambiar a esta persona ni que te comprenda. Simplemente focaliza todos tus esfuerzos en lograr un resultado óptimo -aunque no sea el mejor- en base a no moverte de tu posición ni reaccionar ante sus embestidas. Es cuestión de repetir una y otra vez tu postura, sin añadir otras justificaciones que les daría más material para el conflicto, como vemos en este ejemplo:
– PEI: ¿el martes puedes ayudar a la mamá con la mudanza?
(es su fin de semana con la mamá y es tu fin de semana libre, estás agotado y has planeado un viaje de relax con tus hijos y pareja)
– TÚ: no puedo, me voy de viaje con mi familia
– PEI: claro, así también sé vivir yo. Yo siempre me ocupo de la mamá en los momentos difíciles.
– TÚ: te recuerdo que estuve durmiendo en el hospital con ella cada noche cuando te fuiste a Italia
– PEI: encima me echas en cara el único viaje que he hecho en todo el año…
Podríamos seguir y seguir. En cuanto añadas una justificación, la PEI la usará en tu contra, con lo que la mejor y única opción es repetir tu límite de manera asertiva y consistente: “lo siento, pero no puedo” y que tenga los bufidos que quiera tener. Pensad que estas personas se salen siempre con la suya en base a este tipo de interacciones, con lo que no saben qué hacer con una persona inamovible, firme y en calma. Si no han conseguido desviarte de tu camino ni liarte la mente de modo que ya ni recuerdas lo que querías conseguir, y mantienes tu posición sin pestañear, felicítate. Es todo un lograzo.
Para mantener la integridad emocional, y no permitir que las tácticas manipuladoras de las PEI nos arrastren a una espiral de conflictos, recomendamos aprender a practicar la auto-compasión y la auto-validación, reconociendo que nuestras emociones son válidas y no necesitan ser confirmadas por la otra persona. Así conseguiremos minimizar el desgaste emocional y maximizar nuestra propia paz y estabilidad interior.
Como bien expresa Bartleby (el escribiente), en su famosa frase: “Preferiría no hacerlo”, a veces, la mejor respuesta ante la inmadurez emocional es simplemente optar por no participar en su juego, manteniendo así la calma y la dignidad.
“Bartleby, el escribiente” (Bartleby, the Scrivener: A Story of Wall Street), de Herman Melville (1853).
Ilustración de Edward Gorey para una edición especial de “Little Red Riding Hood”, para el libro “Three Classic Children’s Stories”.
Sugerencia – Meditación n. 13: “Meditación de la Montaña”.
Esta meditación sirve para desarrollar la firmeza y la sensación de poder interior, además de la aceptación de lo que se nos presenta en la vida. Sin dejarnos arrastrar por reacciones automatizadas. Buena práctica…