La mayoría de veces acometemos un plan que conlleva de entrada un resultado implícito. Aunque no lo expresemos, en la propia estrategia ya hemos considerado una respuesta plausible y coherente con nuestros cálculos. Craso error…
Decidimos escribir un correo pidiéndole disculpas a alguien para retomar la relación; tenemos una conversación con nuestra familia con el propósito de resolver un conflicto; nos decidimos, por fin, a buscar ese bebé tan anhelado; nos armamos de valor y le pedimos un aumento de sueldo a nuestro jefe…
Reaparece la eterna dicotomía entre cómo son las cosas y cómo nos gustaría que fueran. Y ya sabemos que la realidad siempre acaba ganando. Por eso el “enfoque” ha de ser completamente distinto. ¿Qué quiero hacer yo con esta persona o situación que se me ha presentado? Para nuestro desarrollo personal, nuestra respuesta debe provenir de nuestros valores más esenciales: “esto lo hago porque me importa a mí”, independientemente del resultado que obtenga (incluso si no hubiera ningún resultado, tan solo el silencio). Pues cuando actuamos desde nuestra consciencia más coherente con quienes somos, lo que hagamos y la actitud con la que lo hacemos en ese momento ya nos beneficia íntimamente, porque hemos actuado desde nuestro yo más auténtico.
Una vez emprendida la acción, la tan difícil acción de SOLTAR el resultado supone toda una maestría que requiere paciencia, humildad y sabiduría.
En el tiro con arco, el arquero dedica mucho tiempo a la preparación y el buen estado de todos los utensilios. La flexibilidad del arco, el encerado de la cuerda, las flechas con la longitud apropiada para la distancia del tiro. Ancla su postura en la tierra, sostiene el arco entre las escápulas, coloca la mano en la mandíbula para centrar el visor. Asegura sus contactos relajados y consistentes con el disparador: tensa, apunta y focaliza toda su atención en la diana y, finalmente, libera la flecha sin moverse ni un ápice hasta que impacta en la diana.
Lo que ocurra entre el soltar la flecha y el encuentro con la diana, no está en sus manos. Ha proyectado su intención con toda la precaución y precisión posible. Una vez ha soltado, ha de aceptar que la flecha llegue a su destino libremente. Y del resultado, le guste o no, siempre aprende, aprende…
“Pregúntate: ¿Hay algo que pueda hacer para cambiar la situación, mejorarla o apartarme de ella? Si es así, emprende la acción apropiada. No te centres en las cien cosas que vas a tener que hacer o tal vez tengas que hacer en el futuro, sino en la única cosa que puedes hacer ahora. Pero asegúrate de no empezar a proyectar “películas mentales” ni a proyectarte en el futuro, perdiendo de ese modo el ahora. Cualquier acción que emprendas puede no dar fruto inmediatamente (…) dirige tu atención hacia dentro para comprobar si te queda algún rastro de resistencia”.
Extracto de “El poder del Ahora” de Eckhart Tolle
Infografía sobre el tiro con arco de Francisco A. Anguís
Sugerencia de meditación: Nº13 “Meditación de la Montaña”
Nos ayuda a arraigarnos en nuestra propia fortaleza al visualizarnos como una montaña que no pierde su esencia, ocurra lo que ocurra a su alrededor. Ya sea viento, lluvia o nieve, acoge lo que trae el día y la noche con ecuanimidad y con firmeza. Buena práctica…