La sabiduría emana desde nuestro interior. Es lo que queda en pie cuando las distorsiones perceptivas y los dramas van cayendo. Es el grado más alto de conocimiento que se eleva y se mantiene dignamente en la serenidad y la quietud de la consciencia. Es abierta, calma y curiosa y no da nada por sentado.
Marco Aurelio fue un rey filósofo y sabio que se escribía a sí mismo, intentando darle sentido a esta vida tantas veces sin sentido. En sus “Meditaciones” examinaba la condición Humana desde una perspectiva tan actual que abruma. Son las mismas preguntas sin respuesta que nos seguimos haciendo incansablemente una y otra vez para intentar entendernos y entender a los demás sin, lamentablemente, hallar grandes soluciones. Nosotros, en la era del hacer (doing) vamos resolviendo los problemas que caen encima de nuestra mesa, mientras el Ser (being) sigue cuestionándose:
¿Qué sentido tiene mi vida?
¿Cómo me pongo al servicio de los demás, sin ser destruido?
¿Cómo gestiono personas difíciles?
¿Qué hago ante situaciones que no puedo controlar?
Y es que la sabiduría no se basa en ser el más inteligente (aunque Marco Aurelio lo fuera), sino en acceder a nuestra propia sabiduría interior, esté al nivel en la que esté. Es la nuestra y se va construyendo paso a paso, en base a nuestras vivencias, lecturas, disgustos, aprendizajes, errores y tropiezos. Como veréis, se forja casi siempre en base a los batacazos que nos trae la vida misma. ¡No reneguemos de nuestros errores: son nuestras enciclopedias particulares!
De sus enseñanzas, destaco la palabra “meditaciones” (pues es imposible profundizar internamente sin introspección meditativa), y una práctica basada en sus enseñanzas para poder sobrevivir nuestros tumultos emocionales: Cuando sientas una emoción poderosa que te saca del arraigo de tu centro de equilibrio, coge un folio y divídelo en dos: en un lado escribe “emoción” y deja que esa emoción se explaye. Si es “miedo” que escriba el miedo, si es “rabia” deja que se exprese, si es “tristeza” o “incomprensión”, anímalas a que se arrojen completamente y sin límites sobre el papel.
Cuando las emociones que emerjan hayan sacado todos sus sapos y culebras desde las tripas, dales las gracias por compartir su vulnerabilidad y pídeles, con delicadeza, que se pongan a un lado. Respira lenta y profundamente e invita a continuación a tu sabiduría interior a que se presente y ocupe su espacio, que se pronuncie desde lo que ya “sabe” y responda desde el otro lado del folio:
“Hola miedo ¿qué te pasa? ¿qué necesitas? No te preocupes, aquí estoy contigo. Siento que estés sufriendo tanto. Te comprendo y te voy a ayudar…
No es un acto pueril. Los beneficios contrastados de esta conversación “tête à tête” con nuestras emociones, bien merecen que lo pongamos a prueba…
“Si te duele algo externo, no es eso lo que te perturba, sino tu juicio sobre ello. Y está en tu poder suprimir ese juicio ahora mismo.”
Extracto de “Meditaciones” de Marco Aurelio. Libro VIII, 47.
Sugerencia – Meditación n. 5: “Monitoreo Abierto: Conscientes de Ser Conscientes”
Esta meditación sirve para cultivar la amabilidad, apertura y aceptación ante todo lo que aparece en nuestra consciencia como observadores imparciales de la experiencia, sin etiquetar y sin contarnos historias sobre lo que experimentemos. Al afrontar con amabilidad lo que ocurre dentro de nosotros, vamos abriendo un espacio de autoconsciencia y sabiduría interior. Buena práctica…