Las personas evolucionamos por nuestras experiencias de vida, sobre todo por los golpes recibidos. Podemos haber iniciado relaciones importantes en una edad en la que ni nos cuestionábamos quiénes éramos. Es posible que hayamos sido muy dependientes, emocionalmente hablando, y nuestras vivencias nos hayan empujado tanto contra las cuerdas, que nos han obligado a responsabilizarnos de nosotros mismos, y madurar. ¿Dónde queda entonces la relación iniciada en tu infancia en la que uno de los dos miembros evoluciona y el otro no? Esto requiere un cambio de contrato en la relación que puede no gustarle al otro…
Según el reconocido terapeuta John Gottman, “Las relaciones requieren una renegociación constante de expectativas y roles. Sin esta renegociación, una relación que no evoluciona puede convertirse en una prisión emocional”. Ya que si una relación pasada se reestablece, no se puede retomar donde se dejó como si nada. Se ha de partir por reconocer que ambos miembros han cambiado y, por tanto, la dinámica de la relación también debe cambiar. El nuevo contrato debe basarse en la comprensión mutua, la comunicación abierta y la disposición para adaptarse a las nuevas realidades de cada uno. Las expectativas que teníamos en el pasado sobre esa persona pueden no ser válidas en el presente. Las prioridades cambian y lo que antes era importante puede que ya no lo sea. Por lo tanto, es vital discutir estas expectativas y asegurarse de que ambas partes estén alineadas con respecto a sus metas y deseos actuales.
Imaginemos el caso de una persona que admira tanto a la otra, que le subyuga hasta el extremo de sobre-darse ilimitadamente. Imaginemos también que esa persona sumisa crece y se desarrolla académica y profesionalmente hasta llegar a creer en sí misma, tanto que empieza a poner límites a su entrega. La persona admirada puede no entender el sobrevenido cambio. Y, desde luego, no le gustará. Por eso lo mejor es anunciar el nuevo plan de manera explícita para que no haya confusiones. Si el nuevo contrato se recibe como crecimiento, ambos se beneficiarán. Si se recibe como amenaza, es posible que uno de los dos prefiera romper completamente el contrato y la relación. Eso es algo que no se puede obligar, con lo que habrá aceptar el resultado.
Un nuevo contrato en una relación restaurada implica redefinir los límites y las responsabilidades de cada uno. Ambos miembros deben estar dispuestos a comprometerse y a trabajar juntos para resolver conflictos de una manera diferente, predispuestos a acoger los cambios experimentados. En definitiva, reestablecer una relación requiere un compromiso renovado y un entendimiento claro de que ambos han crecido y cambiado. Este enfoque no solo es fundamental para evitar encontronazos y disgustos, sino también -y sobre todo- para construir una relación más sólida y auténtica. Entender y aceptar que la evolución personal es parte del proceso relacional es la clave para un futuro compartido más saludable y satisfactorio.
“Las parejas que se esfuerzan por comprenderse profundamente y que están dispuestas a modificar sus comportamientos y actitudes en función de las necesidades cambiantes de la relación, son las que logran mantener una conexión fuerte y duradera. La adaptación y el crecimiento conjunto son esenciales para la supervivencia de cualquier relación a largo plazo”.
Extracto de “The Seven Principles for Making Marriage Work: A Practical Guide from the Country’s Foremost Relationship Expert” (Los siete principios para hacer que el matrimonio funcione: Una guía práctica del principal experto en relaciones del país), de John Gottman y Nan Silver. 1999.
Ilustración de E. B. Goodale para “Here and Now”, de Julia Denos. 2019.
Sugerencia – Meditación n. 21: “Meditación de ti misma ante el pasado y el futuro”.
Esta meditación aspira a cultivar la aceptación de nuestro pasado, con gratitud y confianza por haber sabido traernos al presente, con nuestros aciertos y nuestros errores. Con esa confianza en nosotros mismos, tomamos fuerza para dirigirnos hacia nuestro futuro. Sabiendo que el cambio y la evolución personal es inherente a una vida vivida con sentido. Y que es posible que personas a las que amamos no quieran seguir nuestro camino. Hay que aceptarlo y seguir creciendo. Buena práctica…