La distancia física -y hasta geográfica- no garantiza que los problemas que se generaron con tu ahora-ex no se vayan a repetir. De hecho, sin un trabajo consciente para identificar y transformar las dinámicas que dieron lugar a una relación tóxica, es probable que vuelvan a surgir en futuras relaciones. Por eso, el primer paso para romper estos ciclos es reconocer y entender tus propios patrones de comportamiento.
Reflexiona sobre las dinámicas de tu relación anterior: ¿qué comportamientos y actitudes contribuyeron a la toxicidad? ¿Qué heridas del pasado están influyendo en tu forma de relacionarte?
Los patrones de comportamiento y las formas de relacionarnos con los demás se suelen establecer durante la infancia. Si creciste en un entorno familiar con comportamientos disfuncionales, como el abuso de alcohol, es probable que hayas aprendido estrategias -a la fuerza- para poder gestionar este tipo de relaciones. Este tipo de interacción se convierte al final en una “norma interna” que luego repetimos en nuestras relaciones adultas.
De pequeños internalizamos las respuestas emocionales que vemos en nuestros padres (o cuidadores). Si un padre es inestable, por ejemplo, el niño puede aprender a adaptarse a la inestabilidad emocional o el conflicto de manera que parezca normal. Estos patrones se graban en el subconsciente y afectan cómo nos relacionamos con los demás en la adultez. Por ejemplo, la probabilidad de que una persona con un padre alcohólico elija una pareja con problemas similares es bastante alta. Parece inaudito, pero fijaos en dos motivos principales, según la investigación:
- Las personas tienden a buscar relaciones que replican las dinámicas que conocen, incluso si son disfuncionales. Si alguien ha crecido en un ambiente con abuso de alcohol, puede inconscientemente buscar una relación que reproduzca esa dinámica, ya que es lo conocido como familiar o “normal”.
- Algunas personas buscan parejas que reflejen sus problemas familiares con la esperanza de “curar” a su padre alcohólico a través de curar a su pareja. Así tiene la sensación de haber resuelto el conflicto de su infancia.
Las personas no son conscientes de sus patrones internos o de cómo influyen en sus elecciones de pareja. Fíjate en qué dinámicas se repiten en tu relación actual de pareja. ¿En qué se parece tu relación a la que tenían tus padres?, ¿quién lleva la voz cantante?, ¿quién sucumbe?, ¿te encuentras repitiendo conductas de alguno de tus padres (o cuidadores) que no te gusta pero no puedes evitar?
Si es así, todo apunta a la necesidad de aumentar tu consciencia emocional y trabajar tu desarrollo personal. El trabajo interior profundo ayuda a explorar tus experiencias pasadas y presentes, proporcionándote estrategias para desarrollar relaciones más saludables. Practicar técnicas como la meditación, la escritura reflexiva y el autocuidado puede fomentar una mayor conexión contigo mismo y con tus emociones. El cambio profundo lleva tiempo y esfuerzo. Si te das cuenta de que repites viejos patrones; tómalo como una oportunidad para crecer y aprender a construir una base más sólida para relaciones futuras más sanas y satisfactorias.
“La forma en que te relacionas con otros no cambia solo por cambiar de pareja. Los patrones de comportamiento que te llevaron a una relación problemática probablemente te seguirán a menos que te dediques a trabajarlos.”
Extracto del libro “Disentangling from Emotionally Immature People”, de Lindsay C. Gibson, de 2023.
Ilustración de Emily Hughes para su libro “Little Gardener”, de 2015.
Sugerencia: Meditación n. 5 – “Monitoreo abierto: conscientes de ser conscientes”.
Esta meditación ayuda a cultivar la amabilidad, apertura y aceptación ante todo lo que aparece en nuestra consciencia como observadores imparciales de la experiencia, sin etiquetar y sin contarnos historias sobre lo que experimentemos. Sirve para aumentar el auto-conocimiento tan importante para pillarnos repitiendo conductas antiguas que nos impiden vivir una vida coherente con nuestra evolución y valores. Buena práctica…