REFLEXIONES TERAPÉUTICAS PARA INICIAR LA SEMANA CON LA INTENCIÓN DE VIVIR EL PRESENTE Y ASPIRAR A UNA VIDA PLENA CON SENTIDO

“¿Tienes adicción a los pensamientos? Igual no te has dado ni cuenta…

Podemos pasar tres días sin comer, tres días sin agua, tres días sin dormir pero no podemos pasar ni tres segundos sin usar nuestra mente. Una cosa es saber que nuestra mente siempre está pensando (esa es su función) y otra muy distinta es estar pendientes de todo lo que nos va diciendo.

Cuando empezamos a meditar, descubrimos que nuestra mente no para quieta y aprendemos a que no tenemos por qué escuchar todo lo que nos cuenta. Si practicamos con asiduidad, conseguiremos percibir a nuestra mente como una radio encendida a la que solo escucharemos cuando los pensamientos que produzca tengan alguna utilidad. Los demás son pura morralla negativa que dejaremos pasar sin prestarles atención, lo que debilitará tanta parlanchinería y reforzará –y mucho- nuestro bienestar.

La instrucción es bien sencilla: ponemos atención en un punto fijo -como las sensaciones físicas de la respiración- y soltamos los pensamientos que van a ir apareciendo sin cesar, en el preciso momento en que nos damos cuenta de su presencia. Ya con esta primera parte del ejercicio vamos aprendiendo a darnos cuenta de cuándo estamos pensando, ya que no es lo mismo estar pensando que “saber” que estamos pensando. Una vez hemos soltado voluntariamente el pensamiento, volvemos a escoltar amablemente la atención a las sensaciones físicas de la respiración. La dificultad es que la mente no quiere volver, porque le encanta pensar y haría lo que fuera antes que quedarse ahí observando la respiración…

¿y por qué? porque se aburre…

Es mucho más tentador engancharse a lo que nos charra la mente (una auténtica drama queen) que atender el vaivén de la respiración. Por eso nos valemos de la curiosidad para re-captar la atención y volver, generando así “músculo atencional”, como si levantaramos pesas con nuestra mente.

En todos los grupos hay personas que consiguen “entrar” poco a poco a comprender que es inútil luchar contra la mente y aceptan que se revolotee lo que le apetezca mientras entrenan su atención con paciencia, pero otras lo ven imposible y directamente no lo hacen. Estas personas suelen ser “adictas a pensar” sin saberlo.

¿Qué es una adicción? Según la DRAE: dependencia de sustancias o actividades nocivas para la salud y el equilibrio psíquico. De todas las posibles, la dependencia a los pensamientos obsesivos y negativos puede que sea la peor porque nos condiciona la vida entera.

La detección precoz de esta conducta confinante es crucial para remediarla cuanto antes, para evitar que se cronifique. Como pasa con todas las adicciones, estas personas “quieren” pensar y buscan momentos de silencio para poder “pensar” sin que nadie les distraiga. No pueden “soltar” los pensamientos porque no “quieren”, como el que no deja de beber porque en el fondo “quiere” beber, aunque le perjudique enormemente, por eso es tan difícil desprenderse de una adicción.

Y es que aunque hubiera realmente voluntad de dejar la adicción que sea, el trabajo de desenganche en todos los casos es arduo y doloroso y requiere de una entrega absoluta y un compromiso de continuidad.

Ese compromiso es, ante todo, con nosotros mismos: el bienestar y la paz es nuestra recompensa…

Así que si reconoces tu adicción a los pensamientos ¿A qué esperas?

“Cuando vemos a una persona andando por la calle hablando sola, solemos asumir que tiene alguna distorsión mental. Sin embargo, todos hablamos con nosotros mismos continuamente, solo que con la boca cerrada. Nuestras vidas en el presente apenas pueden vislumbrarse a través del velo de nuestra discursividad: nos contamos lo que acaba de suceder, lo que casi sucedió, lo que debería haber sucedido y lo que aún podría suceder. Nos repetimos constantemente esperanzas y temores sobre el futuro. Nuestra incapacidad para reconocer los pensamientos como pensamientos, como apariciones transitorias, es nuestra fuente principal de sufrimiento y confusión humana”.   

Extracto del artículo “We are lost in thought” (Estamos perdidos en el Pensamiento) del filósofo y neurocientífico americano, San Harris.

Ilustración de Sophie Blackall para su libro “The Baby Tree”.

Sugerencia: “Meditación de la Respiración” en www.psyke.es. Esta meditación nos ayuda a calmar la mente a través del entrenamiento de la atención. Se ha de hacer a diario siguiendo las instrucciones indicadas: ponemos atención plena en las sensaciones físicas de la respiración, sabiendo que la mente se va a distraer una y otra vez. De forma repetitiva vamos a soltar los pensamientos que aparezcan y traer la atención amablemente de vuelta a la respiración. Se trata de volver y volver, manteniendo el máximo de tiempo posible la atención en el presente al anclarla a la respiración. Buena práctica…

, ,