REFLEXIONES TERAPÉUTICAS PARA INICIAR LA SEMANA CON LA INTENCIÓN DE VIVIR EL PRESENTE Y ASPIRAR A UNA VIDA PLENA CON SENTIDO

«La procastinación es un problema de regulación emocional, no un problema de gestión de tiempo»

Ilustración: viñeta del humorista Tute

¿Quién no ha hecho una lista de lo que va a emprender para este nuevo año? Van transcurriendo los días y la energía que existía escribiendo la lista, va poco a poco desvaneciéndose y empezamos a procrastinar («palabro» popularizado que significa «postergar», más habitual en nuestro idioma y menos pomposo).

Procrastinar proviene del latín procrastinare: pro (delante de), y crastinus (referente al futuro). El problema es cuando ese futuro no tiene fecha concreta. También deriva del griego «akrasia» que va más allá porque significa «hacer algo en contra de nuestro mejor juicio». Es decir, sabemos claramente lo que tenemos que hacer, incluso cómo hacerlo, pero llega el momento de lanzarnos y emergen los impedimentos…

¿Qué aparece?

Esta es la cuestión: aparece todo tipo de propuestas mentales (pensamientos) y emociones asociadas (energías limitantes condicionadas a esos pensamientos) para, o no movernos, o movernos en la dirección contraria. Como afirma el psicólogo Piers Steele “incluso llegando a hacernos daño a nosotros mismos a través de conductas adictivas como beber, comer, compras, redes sociales y otras delicias peores para la salud. Estas conductas acaban haciéndonos sentir lo suficientemente culpables como para reintegrarnos en el bucle, guillotinando cualquier posible acción.

¿Cómo salimos de este círculo vicioso?

Si seguís esta página, ya sabéis la respuesta: “dándonos cuenta” del patrón repetitivo en el que estamos inmersos. Y de la “evitación” que subyace por diferentes motivos: uno muy común es el miedo al fracaso (a pensar que no somos capaces de realizar la tarea lo suficientemente bien, con lo que nos dejamos “engañar” por la mente con distracciones para así no enfrentarnos). Otro, la sensación de pereza que surge nada más intentarlo. La rendición a la pereza nos quita energía y reconduce hacia la búsqueda de placeres gratificantes inmediatos ya nombrados.

Si permitimos que estas emociones crezcan destructivamente: estrés, pereza, miedo, impotencia, rabia, enfado, desesperanza… acabarán consumiendo la energía que necesitamos para pasar a la acción. Por eso la toma de consciencia es imprescindible. Reflexiona e indaga dentro de ti:

¿Qué cosas valoro y necesito hacer, que no hago por alguna emoción (pereza, comodidad o miedo) que me lo impide?

¿Es por evitación o por miedo a fracasar? en cuyo caso habrá que revisar el termómetro de nuestra autoestima. La creencia irracional de que “no somos capaces” nos obstaculiza el paso…

Si necesitas energía activadora, es posible que te “adicciones” a la adrenalina del estrés: las fechas límite de entrega en las que aparece el “no voy a llegar”, nos provee de la emoción del miedo que nos da energía para evitar que no nos pillen en un fallo y pasar a la acción.

¿Es por indecisión?: no encontrar nunca el camino correcto (que vuelve a ser un engaño mental) con lo que no he de decidir porque no hay garantía de que sea la mejor opción. Ya sabéis que la vida no viene con garantías. Lanzarse siempre es mejor que quedarse “seta”.

Démonos cuenta de qué conductas estamos demorando y, de verdad, QUEREMOS (la volición es imprescindible) CAMBIAR, Si no quiero cambiar, no voy a poder.

Pasos conscientes:

1) Acepto = Reconozco que me pasa X

2) Quiero hacer todos los esfuerzos necesarios para cambiarlo.

3) Identifico el “valor” que hay detrás de lo que quiero cambiar en mí.

4) Afianzo ese valor y me argumento (en la cabeza) por qué es algo que valoro tanto. Me visualizo habiendo conseguido ese cambio y lo siento en el cuerpo.

5) Cuando aparece la oportunidad de ponerme a prueba me froto las manos ante el reto (es una demo gratuita y auténtica)

6) Me “pillo” queriendo entrar en mi tendencia habitual…

7) Aplico –con constancia y perseverancia- una y otra vez la conducta contraria a mi tendencia, que es “ir a por ello”…

Démonos cuenta:

-Cuando NO nos movemos para conseguir aquello que realmente queremos hacer, aparecen emociones desagradables a las que nos “enganchamos” para no actuar, que drenan nuestra energía. Anotad en una libreta cuando sucumbís a la derrota ¿qué aparece? Posiblemente la culpa y la consecuente necesidad de liberarnos de la culpa con cosas gratificaciones para anestesiar nuestra culpa.

-Cuando SÍ nos movemos para conseguir lo que queremos hacer y lo logramos. ¿Qué emociones aparecen? Satisfacción, alegría, plenitud. Engánchate a esas emociones energizantes y escríbelas en un papel visible que te las recuerde.

Poco a poco, a través de múltiples repeticiones irás condicionándote mental y corporalmente a lo que te nutre y te adhiere coherentemente a tu escala de valores.

Todo lo que practicas, crece…

Elije tú, y no tu mente egótica (que casi siempre tiende a la comodidad), lo que quieres que crezca en ti…

Ilustración: viñeta del humorista Tute

Meditación recomendada: N. 5 “Conscientes de ser conscientes”

Esta meditación nos ayuda a darnos cuenta de todo lo que ocurre dentro de nosotros, en forma de sensaciones físicas, pensamientos y emociones, que nadie ve y que nos esclavizan, impidiendo llevar la vida que valoramos. La toma de consciencia ya de por sí es curativa.  Buena práctica…

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