REFLEXIONES TERAPÉUTICAS PARA INICIAR LA SEMANA CON LA INTENCIÓN DE VIVIR EL PRESENTE Y ASPIRAR A UNA VIDA PLENA CON SENTIDO

Cuarto reto «mente-cuerpo-mundo» poner la mente sobre el papel

Ilustración de Wendy MacNaughton (Etsy) de la polifacética Susan Sontag, para “Reborn: Journals and Notebooks, 1947-1963” una recopilación de su pensamiento a través de sus diarios personales.

Escribir nuestras reflexiones en una libreta nos enseña a estar presentes con nosotros mismos, a ser testigos de nuestras propias experiencias y, sobre todo, nos invita a profundizar en nuestra vida interior. Es como una meditación deliberada que nos familiariza con nuestra mente de modo que no nos asuste sus –a veces- inoportunas ocurrencias y que nos acerca a ella con mayor confianza y amabilidad. Más vale hacerse amigos íntimos con nuestra mente, siempre está con nosotros. 

Por eso esta semana el reto es aprender a poner la “mente” sobre el papel al ritmo de nuestra mano. No es lo mismo escribir en el ordenador que escribir con un boli o pluma sobre el papel. La necesaria lentitud de la mano al escribir obliga a la mente a bajar el ritmo hiperactivo en el que casi siempre se mueve. Recordad que la mente divaga la mitad del tiempo que estamos despiertos y va saltando de rama en rama como hacen los monos, generando una niebla mental que nos impide ver con claridad.

La escritura nos ayuda, pues, a frenar el corcel salvaje de nuestra mente, ponerle una silla y hacer que asuma una cadencia más ajustada a nuestro ritmo. En este sentido escribir se torna tanto un arte como una necesidad. ¿Cómo sino podemos poner en orden nuestras ideas? Las ideas y los pensamientos surgen como palomitas de maíz sin orden ni concierto. Depende de nosotros no perdernos en el abismo y saber calmar y clarificarla. Así vamos poco a poco domando, pacificando y aprendiendo a estar con nuestra mente sin que se apodere de nosotros, sobre todo en épocas de descanso veraniego en las que no tiene actividad vertiginosa.

Una cosa es tener un “diario”, que como su nombre indica escribiríamos cada día, y otra muy distinta es tener una libreta en la que poder volcar nuestros anhelos, miedos, alegrías, o simplemente reflexiones trascendentales sobre la vida y sus misterios. En esa libreta se plasma tu ser más subjetivo y auténtico. No escribes para que lo lea nadie excepto tú mismo.  Y es más que posible que ni siquiera tú releas lo escrito. Lo importante es volcar tu mente sobre el papel y que observes lo que va emergiendo.

Hay muchas modalidades, cada uno debe elegir la que más se ajuste a sus necesidades. Elizabeth Gilbert, la autora de “Come, Reza, Ama” (la película no honra el libro), escribe cada mañana en un lado de la libreta sobre sus preocupaciones del momento, y en el otro lado de la libreta se responde desde el amor. Es una especie de acto de autocompasión (amor incondicional en presencia del sufrimiento) que se muestra a sí misma y que le recuerda que pase lo que pase siempre podrá contar con su propia compañía amorosa.

Una de las modalidades que más fomento es escribir cada mañana sobre algo de lo que estemos agradecidos. Escribirlo no es lo mismo que pensarlo, parece que el cerebro lo registra con más contundencia si lo lee de nuestro propio puño y letra.

¿Te apuntas al reto de la “mente”? 

Raramente miro los diarios que he escrito durante la mayor parte de mi vida. El acto de escribir ya es suficiente por sí mismo; sirve para aclarar mis pensamientos y sentimientos. El acto de escribir es una parte integral de mi vida mental; las ideas surgen y toman forma en el acto de escribir.

No escribo mis diarios para otros, ni los suelo releer, pero son una forma especial e indispensable de hablar conmigo mismo

Extracto de “On the Move: A Life” del neurólogo y escritor Oliver Sacks.

Ilustración de Wendy MacNaughton (Etsy) de la polifacética Susan Sontag, para “Reborn: Journals and Notebooks, 1947-1963” una recopilación de su pensamiento a través de sus diarios personales.

Meditación recomendada: N.5: Conscientes de ser conscientes”

Esta meditación nos ayuda a abrir enteramente nuestra atención a todo lo que somos capaces de percibir momento a momento. Aprender a estar con nuestra mente y observarla sin engancharnos ni a los pensamientos ni a las emociones que se expresan en nuestro cuerpo nos aporta la calma mental necesaria para la introspección profunda. Buena práctica…

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