Aunque cueste asumirlo, la realidad que observamos está filtrada por nuestras experiencias: lo que percibimos puede parecernos real -desde nuestro punto de vista- pero hemos de aprender a ser humildes, porque puede no ser verdad.
La percepción es la habilidad de hacernos conscientes de algo a través de nuestros cinco sentidos (vista, oído, gusto, olfato y tacto). Sin embargo, son solo puertas de entrada de información, porque la “forma” en la que miramos, comprendemos e interpretamos algo, depende enteramente del sexto sentido: la mente.
Entre el objeto o situación que percibimos a través de nuestros cinco sentidos, siempre evalúa nuestra mente. Y aunque la función que realiza la mente es la misma para todos los seres humanos: pensar, comparar, analizar, juzgar, recordar, planificar (entre muchas otras), las interpretaciones son absolutamente individuales, porque se basan en las experiencias que ese ser único haya vivido a lo largo de su existencia.
Nuestra mente, pues, filtra cualquier situación que se presente desde “su” perspectiva, porque se empieza a formatear dentro del útero (ya resonando con el entorno en el que va a nacer) y se va especializando desde el primer día en que nacemos -como un traje a medida- para poder interactuar y protegernos ante ese entorno. La supervivencia es la premisa y las emociones con las que nacemos todos, se anteponen en ese baile de interacción entre nuestro organismo y el mundo.
Poco a poco esa mente se va llenando de creencias y asunciones que hemos ido acumulando a lo largo de nuestras vidas y que pueden llegar a limitarnos, incluso a obstaculizar esa interacción con el entorno y con las personas que nos rodean. Estas creencias pueden convertirse en escudos tan rígidos que nos lleguen a esclavizar y dominar.
Tomemos distancia: si hoy mismo, de pronto, perdiéramos la memoria ¿qué seríamos capaces de hacer, vivir, experimentar? Las etiquetas autoimpuestas “soy un desastre para las relaciones”, “no sé hablar en público”, “no soy capaz de organizarme” nos encarcelan y gobiernan si no nos damos cuenta.
La práctica de Mindfulness nos ayuda a tomar consciencia de las limitaciones que pueden producir nuestras creencias arraigadas y aprendemos a abrir nuestra percepción: pasamos desde el foco estrecho de ver la vida solo desde el intelecto (la razón, que tantas veces se equivoca), a una visión ampliada desde todo nuestro cuerpo, casi en 3D: más ancha, más alta y más profunda.
Experimentar así la vida desde la atención consciente de todo nuestro ser, posibilita abrirnos a cuestionar nuestras propias percepciones de la realidad, a ser más tolerantes con las perspectivas de los demás y entrar más en contacto con nuestro cuerpo intuitivo, fuente de la auténtica sabiduría.
“No se sabe si ocurrió hace un rato o hace siglos o nunca.
A la hora de ir a trabajar un leñador descubrió que le faltaba el hacha.
Observó a su vecino. El vecino tenía todo el aspecto de un ladrón de hachas. Estaba claro: la mirada, los gestos, la manera de hablar. Unos días después el leñador encontró el hacha que había perdido. Y cuando volvió a observar a su vecino, comprobó que no se parecía para nada a un ladrón de hachas, ni en la mirada ni en los gestos ni en la manera de hablar”.
Extracto de “Indicios” de Eduardo Galeano
Ilustración de Olivier Tallec para “Big Wolf, Little Wolf” de Nadine Brun- Cosme
¿Es real la realidad? es el título de un libro del prestigioso psicólogo austriaco, Paul Watzlawick.
Sugerencia: “Meditación Aquí y Ahora: Mente-Cuerpo-Mundo” en www.psyke.es. Esta meditación nos ayuda a tomar consciencia de los momentos en los que la mente nos arrastra a caer en sus elucubraciones tantas veces dramáticas. Al aprender a practicarla sin esta guía en cualquier lugar y situación, en pocos minutos (o segundos) hacemos una ITV de cómo estamos posicionándonos a causa de escuchar a nuestra mente. Puede que esté equivocada. Y detrás de la mente va nuestro cuerpo que se pone en guardia y la inevitable distorsión posterior de la realidad del mundo. Haz la prueba y verás la de veces que la mente se equivoca. Buena práctica…