REFLEXIONES TERAPÉUTICAS PARA INICIAR LA SEMANA CON LA INTENCIÓN DE VIVIR EL PRESENTE Y ASPIRAR A UNA VIDA PLENA CON SENTIDO

«Necesitamos coraje y humildad para respetar nuestras limitaciones»

Ilustración para “Water” de la artista Subhash Singh Vyam

Muchas personas se entregan en exceso a resolver los problemas que surgen allá donde se les reclama. Son aquellas con las que los demás “pueden contar” porque siempre están disponibles para ayudarte. En muchas ocasiones estas personas “ayudadoras” se extralimitan y acaban pagando un precio muy alto: su salud.

Este tipo de conductas se suelen generar en la familia durante la infancia, sobre todo cuando uno de los padres está delicado y se requiere que los hijos (casi siempre la hija) se ocupen de su cuidado y de las tareas de la casa.

Una cosa es contribuir desde pequeños en los quehaceres cotidianos como poner o quitar la mesa, tener la habitación recogida y –sobre todo- no ensuciar ni dejar trastos por medio de las zonas comunes de la casa, y otra muy distinta es que se encomiende a un menor una responsabilidad que todavía no le corresponde.

Antes era muy común. De ahí nació esta conducta que vemos en tantas mujeres mayores de 40 años que se dedican al trabajo, a la casa, a los hijos, a los padres y, además, a ayudar a su entorno si se tercia. Son personas que no se han podido dedicar tiempo a ellas mismas porque han tenido que ocuparse de los demás y ahora se encuentran con un trabajo poco valorado o, lo que es peor, sin trabajar, temiendo el día que los hijos vuelen de casa. La auto-exigencia que ha regido su vida ahora viene a cobrar: ¿y tu vida qué?     

Admitir que no somos sobrehumanos, y que tenemos limitaciones que no son fallos ni errores, sino solo limitaciones, requiere mirarnos con auto-compasión, ternura y también coraje y humildad para poder aceptar la posibilidad de equivocarnos o no acertar. Solo desde la auto-consciencia clara (que no distorsiona) y el amor hacia nosotros mismos, podemos ser capaces de dar un paso atrás, observarnos y reconocer que necesitamos mucho cariño y compasión para aliviar los miedos mentales que acechan a todos los seres humanos.

Cuando practicamos Mindfulness aprendemos a abrir un espacio para poder observamos -como un claro en el bosque- desde el que nos preguntamos ¿qué quiero hacer ahora con mi vida? Quizás ha llegado el momento de ir soltando el hecho de atender tanto a los demás y preocuparte un poco más de ti y de tus necesidades. Todo el tiempo que te dediques a ti misma -desde la meditación y al auto-cuidado- con las herramientas adecuadas, influirá a tu alrededor. Porque cuando mejoramos nuestro bienestar, mejora el bienestar de las personas que nos rodean…

«No intentes salvar al mundo entero, ni hacer nada grandioso.
Abre, en cambio, un claro en el denso bosque de tu vida
y espera allí con paciencia,
hasta que la canción que es tu vida
caiga en tus manos abiertas
y la reconozcas y le des la bienvenida.
Solo entonces sabrás cómo entregarte
a este mundo
tan digno de rescate».

“El claro”, Martha Postlewaite
Ilustración para “Water” de la artista Subhash Singh Vyam
Meditación Recomendada N.11 “Cultivando la auto-compasión”

Esta meditaciónNos ayuda a aprender a traernos calidez y amorosidad en los momentos difíciles de nuestras vidas. Cuando se aplica con honestidad, produce una presencia conectada y bondadosa, que nos ayuda a darnos cuenta que merecemos cuidarnos y tratarnos con cariño para no excedernos en  nuestra entrega a los demás.

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