Esta brillante definición del polifacético psicoterapeuta y místico Anthony de Mello, describe lo que significa la aceptación activa y radical de lo que “ya es”.
Y es que aceptar la realidad supone abrazar la vida, no meramente tolerarla. No es tirar la toalla. Es acoger activamente lo que ocurra, admitiendo cómo es, aquí y ahora, sin oponer resistencia, poniendo en práctica esta potente pieza de auténtica y profunda sabiduría, conocida como la oración de la serenidad:
…concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que sí puedo cambiar y la sabiduría para conocer la diferencia…
Luchar contra lo que ya es requiere una ingente cantidad de energía que nos paraliza en el tiempo e impide nuestro crecimiento y aprendizaje. El arte de vivir radica en saber sacar provecho de las adversidades que se nos presentan, aunque no nos gusten. Tras el rechazo inicial propio en toda situación no deseada, en lugar de posicionarnos con la pregunta victimista de “¿por qué me pasa esto a mí?”, habría que cuestionarnos “¿qué puedo aprender de esto que me pasa?”.
Con esta perspectiva ganaremos siempre, ya que aumentará nuestra capacidad de discernimiento y autoconocimiento, necesarios para avanzar en nuestra relación con nosotros mismos y con nuestro entorno con mayor confianza y firmeza.
La aceptación es una de las piedras angulares que trabajamos en Mindfulness, que propone abandonar la lucha contra los síntomas (pensamientos, sentimientos, rumiaciones sobre el mismo tema), diciendo SÍ a lo que ya ocurrió, incluso SÍ a lo que puedas estar sintiendo y pensando sobre lo que ya ocurrió.
Al principio es una intención, una aspiración, pero si se cultiva regularmente hay mayor probabilidad de que pueda germinar.
Con la aceptación radical, llega el sosiego y la liberación. Es un acto de entrega que abre el corazón a las experiencias cambiantes de esta vida única y especial.
«Hay que aprender a soportar lo que no es posible evitar. Igual que la armonía del mundo se compone de cosas contrarias, así también nuestra vida se compone de tonos diversos: suaves y ásperos, agudos y graves, livianos y solemnes. Un músico que solamente amara los de una clase ¿qué podría expresar? Tiene que saber utilizarlos conjuntamente y mezclaros. Y nosotros hemos de hacer lo mismo con los bienes y los males, que son consustanciales a nuestra vida. Nuestro ser no puede subsistir sin esa mezcla, y en ella un aspecto no es menos necesario que el otro».
Extracto de “Ensayos” de Montaigne (Libro III, Capítulo XIII. De la experiencia).
Ilustración de Sam Winston en “A child of books” de Oliver Jeffers.
Meditación recomendada: N. 20 Meditación del SÍ
Esta Meditación nos sirve para iluminar nuestras formas habituales de resistir o querer controlar la experiencia, cultivando la capacidad de presenciar la vida sin condiciones, dispuestos a acogerla, tal como es, con valentía y honestidad.