REFLEXIONES TERAPÉUTICAS PARA INICIAR LA SEMANA CON LA INTENCIÓN DE VIVIR EL PRESENTE Y ASPIRAR A UNA VIDA PLENA CON SENTIDO

Culpar a los demás de lo que nos pasa nos hunde en la miseria

persona-victimista-psyke

Muchas veces la persona que se victimiza no es consciente de estar viviendo en la queja constante. Desde fuera son fácilmente detectables. Lo que les ocurre (o no ocurre, que debería haber ocurrido) siempre tiene un tinte negativo acompañado de pensamientos del estilo de “todo me pasa a mí”. Si algún alma caritativa se atreve a señalarles su dolencia, seguramente se llevará un sermón de vuelta: “y tú qué sabrás por lo que estoy pasando”. Este patrón continuo de auto-lástima se retroalimenta a sí mismo, con lo que cada vez es más difícil que salga del bucle.

Estar en la vida de forma tan defensiva drena toda la energía necesaria para emprender el camino opuesto. Porque el antídoto es justo lo contrario: responsabilizarse de su propio malestar. Cuando piensan que su malestar proviene de algo que tú has hecho o dicho, automáticamente te culpan y te hacen responsable de su dolor. Vamos a pensar que es cierto, que has faltado a tu palabra y eso les ha dañado. Lógico. Este hecho puede ser el estímulo, pero nunca la causa de su permanente lamento. Culparte una y otra vez del mismo “delito” justifica su dolor, lo consolida e impide que salga del bucle. Esta sensación de impotencia genera un estado de ánimo que se mueve entre la tristeza y la rabia. Si no se lo trabajan, acaban siendo personas malhumoradas de base, que al final no les queda más remedio que aprender a disimularlo porque reconocen que dan mucho la vara. Barrer el problema debajo de la alfombra aumenta todavía más su rabia. 

En el fondo es un problema de aceptación de la realidad. Quieren que las personas y el mundo cambien y se adapten a sus necesidades, en lugar de darse cuenta que son ellos los que están en el error. Las personas victimistas consideran que la vida es injusta con ellas y, aunque es posible que de verdad les ocurran cosas negativas, la actitud derrotista con la que las afrontan bloquea la posibilidad de conexión y crecimiento. 

¿Qué puede hacer la persona que se victimiza para salir del agujero?

Primero “darse cuenta”. No puedes cambiar aquello de lo que no eres consciente. Yo recomiendo un conocido truco: ponerse una pulsera de bolitas de madera y cada vez que se “pillen” quejándose o culpando a alguien, cambiarla de mano. No sabéis la cantidad de pulseras rotas que acaban en el suelo. A partir de ahí ya puede buscar ayuda.

¿Qué puede hacer la persona que convive con una persona victimista?

Primero también darse cuenta de la inutilidad de intentar cambiar a alguien que no está dispuesta a cambiar. Si es este el caso, lo más saludable es establecer límites claros y evitar caer en dinámicas de desgaste emocional. Aunque hay casos en los que la mejor estrategia es la distancia y el desapego. Todo dependerá de la gravedad de la situación.

Como destacó el famoso psiquiatra Eric Berne, ciertos patrones de interacción pueden convertirse en juegos psicológicos inconscientes donde ambas partes terminan atrapadas.

En sus propias palabras: «Si quieres cambiar el juego, deja de jugar».

“El víctima no se da cuenta de que está actuando según un guion que él mismo escribió. La tragedia es que rara vez lo cuestiona y, aunque lo haga, pocas veces se atreve a cambiarlo. Así, repite las mismas jugadas una y otra vez, esperando un resultado diferente.»

Extracto del libro “Games People Play” (Los juegos en los que participamos), del psiquiatra y psicoterapeuta canadiense, Eric Berne (1964).

Ilustración de Olivier Tallec para el libro “The Scar” (La cicatriz), de Charlotte Moundlic.

Sugerencia – Meditación n. 5: “Conscientes de ser conscientes”.

Esta meditación nos ayuda a hacer consciente lo inconsciente, abriendo un espacio de observación a todo lo que está ocurriendo dentro de nosotros y fuera de nosotros. Sin intentar cambiar nada. Simplemente siendo testigos imparciales de la experiencia, con amabilidad, apertura y aceptación. Y una vez conscientes, ya podemos actuar en consecuencia. Buena práctica…

, ,