REFLEXIONES TERAPÉUTICAS PARA INICIAR LA SEMANA CON LA INTENCIÓN DE VIVIR EL PRESENTE Y ASPIRAR A UNA VIDA PLENA CON SENTIDO

El agua que nos da la vida, también es capaz de quitárnosla

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Es necesario comprender esta gran verdad. Todos los extremos son perjudiciales de algún modo. Y, desgraciadamente, el agua, después de tanta denostada sequía, también. A veces lo que nos alivia, nos puede asfixiar, dadas las circunstancias. El agua, que simboliza lo imprescindible, la vida misma, puede volverse un enemigo implacable. De hecho, esta dualidad entre su capacidad para nutrir y su poder para destruir refleja nuestra propia naturaleza. ¿Cuántas veces lo que anhelamos, si lo conseguimos en exceso, termina sofocándonos?

El Ser Humano también corre el peligro de caer en los extremos, pues tiene la capacidad de ser ángel o demonio, según el ambiente en el que se haya “cocido”, criado y educado. Esta gran verdad nos ayuda a comprender -que nunca justificar- las verdaderas animaladas que se pueden llegar a vivir en situaciones de crisis como la riada de octubre en Valencia. Hemos visto familias enteras destrozadas, junto con familias enteras que se han desplazado a auxiliarles en avalancha con mochilas, bolsas de plástico en los pies, y escobas y palas en las manos. A la vez han aparecido saqueadores que han aprovechado el río revuelto -nunca mejor dicho- para hacer su agosto, a costa de la miseria de tantas personas. Incomprensible… 

Por eso, ante la adversidad es cuando surgen los contrastes más fuertes: la compasión frente a la indiferencia, la ayuda desinteresada frente a la desesperanza o el aprovechamiento. Todos llevamos dentro el potencial de hacer daño o de sanar. Y nuestras decisiones marcan la diferencia. Cada acto de compasión, cada mano extendida en medio de la crisis, es una muestra de que aún en el caos, podemos construir la paz. Todo depende de nosotros.

En este contraste descubrimos nuestra propia responsabilidad de ser conscientes de nuestro impacto, de decidir si queremos nutrir o si, por descuido o egoísmo, contribuimos a destruir. El agua que da vida también tiene el poder de desbordarse. Cuando no cultivamos todas nuestras capacidades, podemos convertirnos -presos de la rabia y la frustración- en una fuerza imparable que no aporta, resta. Y lo que es peor, incendia en momentos en los que necesitamos amor y comprensión.

Ya llegará el momento de pedir responsabilidades y de -con coraje- reivindicar lo que es justo. Y llegará. Ahora es momento de contribuir, nutrir y acompañar. Es la compasión tierna en situaciones que no podemos cambiar. La riada no la podemos cambiar. Ha ocurrido y hay que arremangarse con toda la energía que tengamos disponible para ese cometido, para que todo vuelva cuanto antes a su sitio. Aunque ya nunca será como estaba. Cuando nos encontremos con la energía suficiente disponible, después de haber atendido lo urgente, habrá que acceder a la autocompasión feroz: reivindicar lo necesario para que no vuelva a ocurrir. Ni para nosotros ni para los que nos sucederán.

Se lo debemos…

“La compasión no significa solo ofrecer ayuda; es también estar dispuestos a mirar el dolor sin desviar la vista. Desde ahí, las acciones se vuelven puentes de amor hacia el otro y hacia uno mismo.”

Extracto del libro “When Things Fall Apart: Heart Advice for Difficult Times” (Cuando todo se derrumba: consejos sabios para momentos difíciles), que enseña cómo cultivar la compasión y la aceptación en tiempos de sufrimiento y dificultad, ofreciendo enseñanzas para mantenernos presentes y abiertos, incluso ante grandes desafíos.

Ilustración de Ryoji Arai, para el libro “Almost Nothing, yet Everything. A book about Water”, del poeta japonés Hiroshi Osada (2022).

Sugerencia – Meditación n. 13: “Meditación de la Montaña”.

Esta meditación sirve para desarrollar la firmeza y la sensación de poder interior, además de la aceptación de lo que se nos presenta en la vida. Sin dejarnos arrastrar por reacciones automatizadas, manteniendo el firme propósito de que el poder está en nuestro interior y hemos de saber acceder a ese poder en momentos requeridos. Buena práctica…

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