Lunes Mindful en Psyke: “Las personas no son como las vemos, son como son”
Las tremendas decepciones que nos llevamos con personas de nuestra familia, amistades o colegas del trabajo surgen de nuestra percepción distorsionada. La mente funciona de manera automática etiquetando las situaciones, personas y cosas desde nuestra perspectiva y de manera estática, cuando la realidad de la existencia muestra que no hay nada permanente, que todo está en constante cambio y, aunque se nos olvide, las personas también.
En cuanto conocemos a alguien la mente puede demonizarlo o ensalzarlo. En ese preciso momento hemos de darnos cuenta de esa etiqueta automática que nos provee un cerebro heredado cuyo objetivo es siempre protegerse: “¿viene en son de paz o de guerra?”. Podemos agradecer que funcione así (muchas veces nos salva de situaciones complicadas), pero no hemos de tomar sus apreciaciones tan al pie de la letra. Las evaluaciones automáticas nos pueden orientar, pero nunca deben fijarse hasta tal extremo que se presupongan certeras ni sean inamovibles.
El primer día que etiquetamos a alguien en positivo, por ejemplo, la mente mantiene esa etiqueta y todo lo que tenga que ver con esa persona se mide bajo ese filtro positivo (sobre todo cuando estamos bajo el influjo del encantamiento). Todos somos humanos y, por tanto, erráticos, contradictorios e imperfectos, con lo que en cuanto aparece cualquier revés no previsto en el otro que lo “baja” del escalón en el que lo hemos colocado “nosotros”, nos llevamos unos disgustos descomunales. La dificultad está en tomar consciencia de que nuestra percepción nos ha jugado una mala pasada, idealizando al que tenemos en frente cuando nadie es ideal. Y, empezando siempre por nosotros como “medidores” de todas las cosas: reconocer con humildad nuestros defectos facilitará el proceso de tolerar los defectos de los demás.
Cada vez, pues, que idealizamos a alguien con la parte más fantasiosa y optimista de nuestra mente, intentemos “bajar a tierra” al pobre idealizado para que pueda ser solo una persona humana…
“La realidad de conciencia es la base de los estados mentales, es la observación de los cambios, de todo surgimiento y crecimiento, desarrollo y consecuente decadencia, de todo lo que se construye y se destruye.
El universo se muestra como un espejo del propio movimiento del sí mismo como conciencia reflejada. Y esta comprensión silenciosa, libre de la idea de estar comprendiendo, es pura plenitud que llena el vacío producido por la ausencia del ego”
-Nisargadatha
Ilustración de Domm Cobb
Extracto del libro “I am that” (Yo soy eso) de Nisargadatta Maharaj
Sugerencia: “Meditación del amor y las relaciones” en www.psyke.es. Permite abrir nuestro corazón para ser conscientes del amor que recibimos de las personas que nos rodean y para saber dar ese amor a todas las personas, nos gusten o no, las conozcamos o no. Desde esta perspectiva de Humanidad Compartida, cultivamos también el amor hacia nosotros mismos, conscientes de la vulnerabilidad y necesidad de afecto de todos los seres humanos.