REFLEXIONES TERAPÉUTICAS PARA INICIAR LA SEMANA CON LA INTENCIÓN DE VIVIR EL PRESENTE Y ASPIRAR A UNA VIDA PLENA CON SENTIDO

«Miedo a tener miedo: un bucle obsesivo que nos impide vivir una vida en paz»

Ilustración de The Oatmeal (by Matthew Inman): “No luches con tus monstruos. En lugar de eso, ponles una correa y sácalos a pasear”.

El miedo adaptativo es una emoción preinstalada en nuestro organismo necesaria para nuestra supervivencia porque nos protege. En cambio, el miedo “desadaptativo” es el que se nos apodera en situaciones que hemos condicionado nosotros mismos al focalizar nuestra atención fija-MENTE: haciendo que la MENTE interprete esa situación como peligro y amenaza potencial.

La mayoría creemos que el máximo de todos los miedos posibles es el miedo a la muerte, ya que se trata del último miedo que vamos a experimentar en nuestras vidas. Paradójicamente, existen muchas personas que no temen tanto a la muerte, sino al miedo mismo, por la imposibilidad de evitar los síntomas desagradables que emergen: taquicardias, sudoración, temblores, y un largo etcétera que suponen una sensación de pérdida de control que magnifica todavía más al miedo.

Si en lugar de luchar contra los síntomas y pensamientos que se adhieren al miedo, bajáramos a explorar las sensaciones físicas mismas con curiosidad, nos daríamos cuenta de que no duelen, ni tienen brazos que nos cogen de las solapas, ni nos pueden pegar ni matar; Son solo eso, sensaciones físicas. Es lo peor que nos puede pasar en ese instante, pero de ahí no pasa.

La historia que leeréis a continuación revela lo que supondría poder soltar ese “miedo a tener miedo”. Al entregarnos absolutamente al miedo, desde la aceptación consciente de que no está en nuestras manos los designios de nuestra existencia, el miedo se convierte en humo y aparece la liberación.

Se trata de soltar los mandos, que realmente nunca fueron nuestros…

“Asistí a una conferencia sobre la experiencia espiritual que vivió un hombre en India. Nos contó que estaba absolutamente dispuesto a librarse de sus emociones negativas: luchaba contra la ira y la lujuria, luchaba contra la pereza y el orgullo, pero sobre todo quería liberarse del miedo. Su profesor de meditación le decía una y otra vez que dejase de luchar, pero él consideraba que aquello no era más que otra manera de explicarle cómo superar los obstáculos.

Finalmente, el profesor lo envió a meditar en una pequeña cabaña al pie de las montañas. Al llegar la noche, encendió tres pequeñas velas. Hacia medianoche oyó un ruido en una esquina de la habitación y en la oscuridad pudo distinguir una gran serpiente. Estaba justo delante de él, balanceándose, y le miraba como una cobra real. Estuvo toda la noche totalmente alerta, manteniendo los ojos en la serpiente: tenía tanto miedo que no podía ni moverse. Sólo estaban él, la serpiente y su miedo.

Justo antes del amanecer se apagó la última vela y él empezó a llorar, pero no lloraba de desesperación sino de ternura. Sintió el anhelo de todas las personas y animales del mundo; conoció su lucha y su alienación. Todas sus meditaciones no habían sido más que lucha y separación. Entonces aceptó —verdaderamente aceptó de todo corazón— que era iracundo y celoso, que se resistía y luchaba, y que tenía miedo. También aceptó que era un ser precioso más allá de toda medida: sabio y estúpido, rico y pobre, y totalmente insondable. Se sentía tan agradecido que se levantó en medio de la oscuridad total, caminó hacia la serpiente y le hizo una reverencia. A continuación se tumbó en el suelo y se quedó profundamente dormido. Cuando despertó, la serpiente había desaparecido. Nunca supo si se lo había imaginado o si realmente había sucedido, pero no parecía importarle mucho. Como dijo al final de la conferencia, el contacto íntimo con el miedo hizo que sus dramas personales se colapsaran, y finalmente el mundo que le rodeaba pudo llegar hasta él…”

Extracto del libro “Cuando todo se derrumba” de Pema Chödron

Ilustración de The Oatmeal (by Matthew Inman): “No  luches con tus monstruos. En lugar de eso, ponles una correa y sácalos a pasear”. 

Meditación recomendada: N.5 “Monitoreo abierto: Conscientes de ser conscientes”

Esta meditación cultiva la amabilidad, apertura y aceptación ante todo lo que aparece en nuestra consciencia y nuestro cuerpo como observadores imparciales de la experiencia, sin etiquetar y sin contarnos historias sobre lo que experimentamos. Buena práctica…