REFLEXIONES TERAPÉUTICAS PARA INICIAR LA SEMANA CON LA INTENCIÓN DE VIVIR EL PRESENTE Y ASPIRAR A UNA VIDA PLENA CON SENTIDO

Vuelven a casa para Navidad y vuelven a volar los hijos del nido

Vuelven a casa para Navidad y vuelven a volar los hijos del nido - Psyke

Las celebraciones navideñas son momentos de alegría, celebración y reunión familiar. Sin embargo, para aquellos padres que experimentan el dolor del llamado «nido vacío», estas fiestas familiares conllevan todo tipo de emociones y desafíos. La alegría desbordada al recibir a los hijos (todos nos hemos emocionado con anuncios de “vuelve, a casa vuelve»…), se traduce en una tremenda tristeza en las vísperas de su vuelta al extranjero para estudiar o trabajar.

El “nido vacío” implica una serie de síntomas emocionales que muchos padres experimentan al recordar con nostalgia una casa que estuvo llena de risas, discusiones y constante actividad, y que ahora se siente silenciosa y vacía. Los pájaros lo tienen claro: que vuelen sus polluelos del nido es una buena noticia, incluso se les anima a volar, pero la familia -sobre todo las más tradicionales- son otra cosa. A la tristeza de perderlos, se une el miedo a que no vuelvan y que se establezcan con amistades y parejas lejos de su país de origen y tengan allí sus propios hijos.

Pongámonos en situación. Desde una perspectiva egoísta de lo que “yo quiero” para sentirme arropada, podría intentar obligar o persuadir a mis hijos para quedarse a mi lado y que el efecto “familia” no se interrumpiera nunca. Craso error. Los padres -que han querido y podido serlo- tienen importantes obligaciones básicas: preparar a sus hijos para vivir en sociedad, quererlos incondicionalmente, formarlos adecuadamente y desear su felicidad, donde sea que encuentren esa felicidad, aunque sea lejos de sus progenitores.

Dejar ir a los hijos del “nido” para que exploren y aprendan de nuevos entornos es crucial para su desarrollo y evolución como personas. Hijos pegados a sus padres suelen producir hijos instalados en sus “zonas de confort” desde las que se enfrentan a pocos desafíos y conocimientos nuevos. Si ya sabemos que crecemos afrontando, por qué querríamos recluir a nuestros hijos a una vida en la que no se expongan a vivencias novedosas y cambiantes para descubrir su potencial. Solo hay una respuesta: el miedo.

El miedo que sienten los padres que han centrado el propósito de su vida en cuidar, querer y educar a sus hijos, y ahora se sienten desorientados porque no encuentran un nuevo propósito personal que les motive…

Por eso, hay que prepararse “antes” de que ocurra, por tu propio bien y -sobre todo- por el bien de los hijos para que no tengan que elegir su destino desde la mala consciencia de que “abandonan” a sus padres sufrientes. Las acciones motivadas por la culpa o la mala consciencia nunca son libres ni desde luego alegres.

¿Quieres que tus hijos estén contigo para evitar su sensación de culpa o mala consciencia por tu dolor? ¿es esto lo que quieres para ti? ¿Es esto lo que quieres para tus hijos? Toma consciencia…

Pasos necesarios para aceptar y soltar la dependencia emocional de los hijos “en casa”:

  • Validar las Emociones. Es crucial validar y aceptar las emociones asociadas con el nido vacío. Reconocer que es normal sentirse triste, nostálgico o inquieto es el primer paso para abordar estas emociones.
  • Enfocarse en la Conexión. Aprovechar las visitas de los hijos como oportunidades para fortalecer las conexiones familiares. En lugar de enfocarse en el miedo a la partida inminente, cultivar el tiempo juntos para crear recuerdos significativos.
  • Desarrollar Nuevos Intereses. Animar a los padres a explorar y desarrollar nuevos intereses y actividades que les brinden un sentido renovado de propósito. Esto puede incluir participar en comunidades, aprender nuevas habilidades o dedicar tiempo a pasiones previamente postergadas.
  • Enfocarse en el Autocuidado. Mantener una buena salud física y emocional contribuirá a afrontar los desafíos del nido vacío. Aprender a quererse y respetar la propia evolución personal durante este proceso de transición es básico para acoger la nueva situación desde la amabilidad y no desde la autocrítica y el empeño. 
  • Buscar Apoyo Profesional. En situaciones en las que las emociones son abrumadoras, hay que buscar apoyo profesional. La terapia puede ofrecer un espacio seguro para explorar y abordar los sentimientos asociados con el nido vacío, además de aportar herramientas que ayuden a regular nuestro mundo emocional.

“Tus hijos no son tus hijos, son hijos e hijas de la vida deseosa de sí misma. No vienen de ti, sino a través de ti y aunque estén contigo no te pertenecen. Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos, pues ellos tienen sus propios pensamientos (…) Tú eres el arco desde el cual tus hijos, como flechas vivas, son lanzados (…).
Deja que la inclinación en tu mano de arquero sea hacia su felicidad”.

Texto del poeta libanés Khalil Gibran (Yibrán Jalil Yibrán 1883-1931), de “El Profeta”, 1923.

Ilustración de Corinna Luyken para “In the Dark” (En la Oscuridad) de la poeta Kate Hoefler.

Sugerencia – Meditación n. 11: “Cultivando la Autocompasión”.

Esta meditación nos ayuda a aprender a traernos calidez y amorosidad hacia nosotros mismos en momentos de sufrimiento, cuando no hemos conseguido aquello que nos habíamos propuesto o las cosas no están saliendo cómo hubiéramos deseado. Si se aplica con honestidad hacia uno mismo, produce una presencia conectada y amorosa, que amortigua los estados anímicos negativos y ensalza los positivos. Buena práctica…

,