Por eso es importante aprender a escuchar bien. Porque al igual que tú tienes tus heridas, el otro también tiene las suyas. Casi nadie se libra. Y una herida no sabe escuchar a otra herida. Alguien ha de subir de nivel a cualidades compasivas y elevadas que solo poseemos los humanos si aprendemos a salirnos del cerebro primitivo reptiliano que siempre está en “yo tengo razón y tú no tienes razón”.
Las recomendaciones desde la psicología budista son ciertamente elevadas, y muy sanadoras e inspiradoras para el reencuentro con aquellas personas que sabemos que vale el esfuerzo de humildad recuperar (aunque cuidado, no son todas, hay que saber dejar ir a las que ya no son afines por la evolución propia de cada cual).
La compasión juega un papel fundamental: escuchar y comprender al otro en conflicto requiere su momento y su lugar. Ejercitarnos en el perdón -hacia nosotros mismos y hacia los demás- no tiene porqué producir resultados inmediatos. Cada semilla brota cuando corresponde. Lo importante es plantar la intención.
La vida y el fluir de la energía harán el resto….
Si de entrada hay buena voluntad…confía y confía…la física cuántica va por delante de nosotros…
“Si somos sinceros al intentar saber la verdad, y si sabemos usar un habla suave y una escucha profunda, es mucho más probable que podamos escuchar las percepciones y sentimientos honestos de los demás. En este proceso quizás descubramos que ellos también han podido tener percepciones erróneas sobre nosotros. Después de escucharlos profundamente, tenemos una oportunidad de ayudarlos a corregir sus percepciones erróneas. Si abordamos así nuestras heridas, tenemos la oportunidad de convertir nuestro miedo y nuestra rabia en oportunidades para generar relaciones más profundas y honestas”
Extracto de Fear: Essential Wisdom for Getting Through the Storm (Miedo: sabiduría esencial para superar la tormenta), de Thich Nhat Hanh.
Ilustración de Selina Alko y Sean Qualls para “Two Friends Susan B. Anthony and Frederick Douglass” de Dean Robins.
Sugerencia: Meditación nº 3c: “Meditación de los Sonidos” en www.psyke.es. Con esta meditación aprendemos a anclar nuestra atención en los sonidos, activando así nuestra consciencia auditiva. Al practicarla, nos damos cuenta de que percibimos muchos más sonidos de los que éramos conscientes. Ocurre igual en conversaciones: la escucha activa requiere apertura y consciencia auditiva para captar todos los matices de una conversación y también distancia de lo que nos va contando nuestra mente mientras escuchamos.
