El psiquiatra suizo Carl G. Jung, fue quizás la persona que más profundizó en la psique humana. Este médico, psicólogo y ensayista eminente nos habló de lo que él denominaba “el arquetipo de la sombra”, que representa “el lado oscuro” de nuestra personalidad.
Según Jung, nuestra psique se compone de dos partes: una consciente (que equivale más o menos al 5%), y otra inconsciente compuesta a su vez por dos partes: el consciente personal, que contiene elementos reprimidos provenientes de nuestras experiencias de vida individuales; y el consciente colectivo, que contiene instintos y arquetipos que son comunes a todos los seres humanos por nuestra historia y cultura. Esta parte inconsciente influye en nuestros pensamientos, emociones y comportamientos y, sobre todo, ¡¡gobierna el 95% de nuestras vidas!!
Decía Jung “la verdadera terapia comienza con la investigación de la «historia personal secreta» de cada paciente, para hacer consciente lo inconsciente. El problema es que para muchos es difícil y hasta doloroso descubrir esa parte oculta que no nos gusta: los celos, la envidia, la avaricia, el resentimiento…
Y para convivir en sociedad, ocultamos todavía más esta “sombra” haciéndola imperceptible…
Hasta que de pronto ocurre una circunstancia que hace que estallemos (casi siempre bajo situaciones estresantes). Sale a la vista pública una faceta nuestra irreconocible ante nuestros propios ojos –pues nos habíamos mostrado estables y correctos hasta el momento- que nos sorprende y nos preocupa y entristece.
Estas “filtraciones” de nuestro inconsciente son una tremenda oportunidad para aumentar nuestro autoconocimiento: base imprescindible de nuestro equilibrio vital, pues este comportamiento se ajusta mucho más a nuestro ser más real.
LA GRAN VERDAD: Si no acogemos y aceptamos las emociones que no nos gustan de nosotros mismos ocultas en esta sombra, vamos a culpar al otro de sentirlas. “Me has provocado, me has indignado, me has hecho sentir…”
Sin embargo, si acabas identificándote con el defensor social de la justicia, te sentirás tan lejos de tus propias miserias que justificarás cualquier censura y crítica abierta hacia el otro que te mantenga en tu posición de corrección, de buenismo, frente a los demás.
La sombra siempre busca manifestarse. Cuanto más intentes huir de ella, más intensamente aparecerá y te llevará a culpar al otro. Jung asumió su sombra de tal forma que cuando se sentía culpable y vengativo, no sentía vergüenza por ello y, por tanto, no culpaba a su entorno de sus sentimientos.
La práctica continuada de Mindfulness expande nuestra conciencia para poder descubrir nuestras defensas ocultas y aceptarlas con auto-compasión: reconociéndolas, aceptándolas y apropiándonos de ellas para ser personas íntegras, cada vez más auténticas y firmes.
Ilustración de Margaret Cook de “Hojas de Hierba” de Walt Whitman (1913)