REFLEXIONES TERAPÉUTICAS PARA INICIAR LA SEMANA CON LA INTENCIÓN DE VIVIR EL PRESENTE Y ASPIRAR A UNA VIDA PLENA CON SENTIDO

El horror de ver manos extendidas y no poder alcanzarlas

sufrimiento-psyke

La persona que no lo ha vivido, por mucho que se esfuerce, no lo podrá sentir exactamente igual. Y la que lo ha vivido, nunca lo olvidará. Ver una mano pidiendo auxilio delante de ti y no poder lanzarte a socorrerla es la antítesis de la condición humana. Tu cuerpo atónito e inerte sigue las manos con la vista. Escucha los gritos. Y no se tira de inmediato porque -literalmente- no puede. Es la sinrazón. Es ir “contra natura”. La naturaleza especifica de auxiliar, de aliviar el sufrimiento es inmediata. Es la compasión en su acepción más pura. Y en muchísimos casos, demasiados, no se pudo completar.

La trágica tragedia (redundo a propósito) vivida en Valencia el fatídico 29 de octubre, nos pilló a la mayoría con el pie cambiado. Suerte tuvimos los que permanecimos en casa fortuitamente, pues nadie presagiaba la que iba a caer. No llovía ni una gota en Valencia. Y de ahí, el terrible despiste. Muchos pasaron de estar de compras de Halloween a ver cómo el torrente de agua les engullía. Fuimos enterándonos del horror por las redes. Esa misma noche nos llegaban videos de la autovía V30, con coches y camiones apilados; gente atrapada en Bonaire e Ikea, viendo desde los últimos pisos cómo el agua inundaba los sótanos donde estaban “sus” coches, incluso sus familiares intentando sacarlos. 

Toda esa tensión contenida ha salido desparramada en filas y filas de seres humanos que, desde la compasión, han necesitado aliviar el sufrimiento de las personas atrapadas, embarradas, necesitadas. Nadie las ha podido parar porque no se puede frenar un impulso natural de ayudar al necesitado. Por mucho que hayan intentado organizar la ayuda voluntaria (que defiendo) hay personas que no se podían esperar. Les urgía quitar barro, llevar agua, abrazar…

Han acudido tractores desde muchas partes de España. Igual no podían hacer nada sin órdenes precisas. No lo sabían, pero ahí estaban. No podían hacer otra cosa. Y los sufrientes los ven entrar en su pueblo, y sienten apoyo, cariño y comprensión, aunque no puedan mover ni un coche.

Hoy eres tú, mañana podría ser yo. No se ayuda desde la superioridad, ni desde la pena o la lástima. Es la presencia humana que dice “cuenta conmigo”, “estoy aquí por ti y por mí”. Se mete uno en el fango sabiendo que si fuera al revés, esa persona se metería en el fango por ti. Por eso comprender el concepto de “humanidad compartida” es tan importante. Es la condición humana. Lo que compartimos todos los seres humanos es que si estamos vivos, vamos a sufrir. Existe la muerte, la enfermedad, la pobreza, los desastres naturales, las guerras, la traición. Y también existe el amor, el AMOR con mayúsculas. Este artículo es un homenaje al amor y a la solidaridad que nace de ese amor. A veces no hay ni siquiera que hablar. Un abrazo auténtico y sentido es lo que más alivia…

El amor no es lo más importante, es lo único importante

Frase contundente donde las haya, del Dr. Stephen Hayes, uno de los principales fundadores de la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT).

Ilustración: Detalle del Arte en “Cueva de las Manos”, Argentina. Creada entre 7,300 BC and 700 AD.

Sugerencia – Meditación n. 7: “Meditación Metta con uno mismo y con los demás”.

Esta meditación sirve para derribar los muros psicológicos que nos separan. Queremos fácilmente a los nuestros, los que piensan como nosotros y son afines. Y nos cuesta aceptar a los diferentes. Metta parte de la convicción que todos estamos interconectados. Todos formamos parte de lo mismo. Nos ayuda a liberarnos de la ira y el resentimiento que solo nos enferma a nosotros. En momentos de crisis como la que estamos viviendo, a veces enviar palabras de buenas intenciones es lo único que podemos hacer. Vale la pena intentarlo.  Buena práctica…