REFLEXIONES TERAPÉUTICAS PARA INICIAR LA SEMANA CON LA INTENCIÓN DE VIVIR EL PRESENTE Y ASPIRAR A UNA VIDA PLENA CON SENTIDO

Perdonar a alguien no significa que tengas que volver a tenerlo en tu vida…

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El perdón es una palabra muy grande. Cuando mantienes a alguien culpable de tu dolor, de algún modo sigues vinculado con esa persona a través del resentimiento. Ese “volver a sentir” mantiene el dolor vivo en ti cada vez que recuerdas lo que ocurrió. Al principio es natural sentir rabia, decepción o tristeza; son respuestas humanas ante una agresión emocional y te recuerda que eres humano y vulnerable. Y eso es una buena noticia. Si no fuera así, serías un ser insensible. Mejor no te acerques a una persona insensible o saldrás escaldado…

Cuando alguien nos hace daño, una vez ha transcurrido el hecho: que te han culpado de algo que no has hecho, que te han traicionado contando un secreto que le has confiado, que te hayan mentido en algo esencial o que te hayan dejado sin previo aviso ni explicación…en todos los casos, hemos de tomar un tiempo para curar nuestras heridas. Por desgracia, muchas veces esa “cura” requiere enfadarse y maldecir al que te ha hecho sufrir tanto. Es casi necesario al principio. Sin embargo, una vez pasado el tsunami emocional, y a su debido tiempo, hemos de virar nuestra mirada hacia la realidad: el conflicto existe y la separación es muchas veces inevitable.   

Una vez asumido este hecho, es cuando podemos comenzar el proceso de perdonar. Los requisitos previos requieren primero “aceptar” lo ocurrido, para después “soltar” la situación que generó la ruptura en la relación. Es todo un itinerario de duelo -que duele- que puede traerte mucha consciencia sobre cómo y con quién te relacionas. Es posible que esta ruptura inesperada suponga un avance en tu camino. Puede enseñarte a relacionarte mejor contigo y con los demás, estableciendo límites más sanos.

Muchas personas piensan que perdonar significa tener que volver a hablar o estar con la persona que nos ha dañado. Y por eso no perdonan. Mantienen el hacha levantada, no sea cosa que se despisten y vuelvan a caer en sus garras. Y no es así. Acepta y Suelta. Perdonar no es abrir la puerta al agresor, es cerrar la tuya con dignidad. Sumirte en el rencor, solo te atrapa a ti…

Perdonar es como liberar a un prisionero y descubrir que ese prisionero eras tú.

Cita del libro «Forgive and Forget: Healing the Hurts We Don’t Deserve” (Perdonar y olvidar: sanando las heridas que no merecemos), de Lewis B. Smedes. 1984.

Ilustración de Matthew Forsythe para el libro “The Grammar of Fantasy”, de Gianni Rodari, 2025.

Sugerencia: Meditación n. 22 – “Meditación del Perdón”.

Podemos causar daño y nos pueden causar daño, consciente o inconscientemente, movidos por el dolor, el miedo, la ira o la confusión. Esta meditación ayuda a cultivar el perdón hacia nosotros mismos y hacia los demás sin forzarnos, permitiendo que la intención de perdonar resuene en nuestro corazón. Buena práctica…