Casi todos conocemos a alguna persona que tratamos con “pies de plomo” por sus reacciones imprevisibles ante el más mínimo comentario. Ante uno de sus “zascas” inesperados te quedas con cara de póquer, como si te pegaran una torta en plena cara. Si enseguida te preguntas «¿y ahora qué he dicho?», pensando que has sido tú, es más que posible que estés en un error. Las personas que están siempre en alerta a lo que los demás dicen, y reaccionan con hostilidad, se lo están tomando todo en el plano personal. Del tipo: “se están refiriendo a mí, me siento atacada, me tengo que defender”.
Cuando vas hacia un encuentro con este tipo de personas, sientes el estrés en el cuerpo. Y si te las encuentras por la calle sin previo aviso, es posible que te bloquees y enmudezcas porque temes que lo que salga por tu boca te traiga una bofetada de vuelta. Si es una amistad elegida con la que se repite este patrón habitualmente, ve pensando en alejarte. Pero si es alguien con quien te tienes que relacionar en el ámbito laboral o en la familia, más vale que generes estrategias, porque si acabas tomándotelo “tú” como algo personal… ya te han contagiado.
Empecemos por analizar este tipo de personalidades: suelen ser inseguras, desconfiadas, y tener una autoestima baja. Como se sienten atacadas, han aprendido a devolver el supuesto “ataque” con respuestas rápidas, ingeniosas y contundentes para dejar al inocente fuera de juego. Cuando la relación es inevitable, adquirir herramientas para mantener la distancia emocional y mental, además de comprender los mecanismos defensivos, puede ayudarte a no engancharte en sus redes. Porque sus confabulaciones son solo suyas…
Si quieres o tienes que mantener la relación, crea un espacio de seguridad y respeto validando sus sentimientos: frases como “comprendo que te sientas así”, “siento que te haya molestado tanto, no era mi intención”, desde un enfoque empático, pueden desactivar su defensa. Un componente esencial es escucharle con atención, con una verdadera intención de entender sus preocupaciones y emociones subyacentes. Lo más importante es recordar que sus reacciones defensivas hablan más sobre ellos que sobre ti. No te dejes arrastrar por sus reacciones.
Si tienes que tratar con este tipo de personas de manera habitual, más te vale adquirir las herramientas anti-estrés necesarias basadas en Mindfulness que te ayudan a mantener esa distancia necesaria para no dejarte arrastrar. Con paciencia y auto-compasión, es posible transformar esas interacciones conflictivas en oportunidades para tu propio crecimiento relacional.
«La fortaleza interior proviene de una mente calmada, no de ganar cada discusión. Cuanto más en paz estés, menos necesitarás defenderte.»
Extracto del libro «Resilient: How to Grow un Unshakable Core of Calm, Strength and Happiness» (Resiliente: Cómo desarrollar una base inquebrantable de calma, fortaleza y felicidad), del psiquiatra Dr. Rick Hanson.
Ilustración del pintor Brian Wildsmith el libro “Birds by Brian Wildsmith”, de 1967.
Sugerencia: Meditación n. 13 – “Meditación de la Montaña”
Esta meditación nos ayuda a desarrollar la firmeza y la sensación de poder interior, además de la aceptación de lo que se nos presenta en la vida: tanto de situaciones como de personas. Una vez sientes que la fortaleza está dentro de ti, aprenderás a arraigarte en tu base -en tu cuerpo- y podrás evitar que te arrastren los demás con sus reacciones automatizadas. Buena práctica…