REFLEXIONES TERAPÉUTICAS PARA INICIAR LA SEMANA CON LA INTENCIÓN DE VIVIR EL PRESENTE Y ASPIRAR A UNA VIDA PLENA CON SENTIDO

“tus verdaderos educadores te revelarán tu sentido original y las cosas básicas necesarias para tu verdadero ser” -Nietzsche

Según Vishen Lakhian, cofundador de Mindvalley, “tenemos hoy en día al alcance del móvil más información que tenía el presidente de cualquier país potente hace diez años”

¿Y de qué nos sirve?

Estamos más informados que nunca y, a la vez, más desinformados que nunca, sobre lo que de verdad importa…

Emerge un movimiento denominado “educación transformacional” basado en la instrucción que no se imparte en los centros educativos y que es necesaria para nuestro bienestar y crecimiento.

¿De qué nos sirve tener acceso inmediato a todo tipo de información con solo apretar un botón, si nos sentimos miserables? Se trata de asumir que, por muy formados que estemos, un día nos vamos a levantar de la cama tristes, apáticos, depresivos, y no vamos a saber qué hacer con estos estados anímicos que nos impiden sacarnos adelante y avanzar en la vida.

Las necesidades de las generaciones emergentes han evolucionado y las escuelas se están quedando atrás: no se enseña regulación emocional, ni cómo gestionar las relaciones interpersonales que generan tanto estrés ni cómo tratamos los pensamientos catastróficos que constantemente bombardean nuestro bienestar. No se habla de lo que significa la palabra ansiedad, que mina tantas vidas saludables por culpa de una distorsión que estamos generando en nuestras sociedades y que es nuestra obligación clarificar.

¿Cómo podemos compartir momentos significativos en nuestras vidas, como el nacimiento de nuestro primer hijo, o la ternura que sentimos hacia nuestra pareja, si no sabemos sentir ni expresar (dos facetas imprescindibles y distintas), porque no se nos ha dotado de un vocabulario emocional lo suficientemente amplio y rico como para abordar toda la riqueza de la vida humana.

Muchos dirán que eso es labor de la familia, y no de las escuelas; pero mientras vamos pasando la pelota de un lado a otro hay generaciones enteras analfabetas emocionales víctimas de nuestra negligencia.

Apostemos por incorporar en los centros lo que la ciencia ya ha demostrado tan beneficioso para la salud mental y física.

Hemos de promover esta movilización cuanto antes para evitar lo que es cada vez más evidente: la falta de recursos emocionales está causando estragos sociales. Es nuestra responsabilidad…

La llave está en la educación. No le demos la espalda…

Ilustración de “A child of books” de Oliver Jeffers y Sam Winston