REFLEXIONES TERAPÉUTICAS PARA INICIAR LA SEMANA CON LA INTENCIÓN DE VIVIR EL PRESENTE Y ASPIRAR A UNA VIDA PLENA CON SENTIDO

“Y se recostó sobre la hierba y lloró…” -Antoine de Saint-Exupéry

“El principito” de Antoine de Saint-Exupéry, 1943.

Hoy mis palabras están vacías. Son solo símbolos plasmados sobre el papel buscando un significado, buscando un sentido, un consuelo mínimo. Y no lo encuentro. La tristeza se entremezcla con la rabia de la impotencia y la injusticia de la barbarie que estamos presenciando. ¿Qué hacer en estos casos?

Cuando no está en nuestras manos cambiar los designios de los mandatarios políticos, además de protestar para liberar nuestro dolor y rabia, solo nos queda aprender a traernos amor y comprensión en momentos de sufrimiento para poder sostenernos en pie. Nuestra propia firmeza nos ayudará a coger fuerzas y así poder transmitir nuestro apoyo y amor hacia los que más lo necesitan.

Un ejemplo incuestionable ocurre en los aviones cuando nos indican:

“En caso de una despresurización de la cabina, se abrirán los compartimentos situados encima de sus asientos, que contienen las máscaras de oxígeno. Los pasajeros que viajen con niños, deben colocarse la máscara a ellos mismos primero, y después colocarla a los niños

Nos lo tienen que repetir cada vez porque es contra-intuitivo. Es la evidencia de que no puede haber compasión sin autocompasión. Y la compasión es amor incondicional en presencia del sufrimiento.

Solo nos queda el amor: la energía más poderosa que tenemos los seres humanos.

En el retiro de silencio de este fin de semana hicimos una visualización en la que nos salimos de nuestro cuerpo y, sin perder nuestro eje, fuimos ascendiendo lentamente hasta llegar a contemplar la tierra desde el espacio.

Empezamos por observarnos fuera de nuestro cuerpo desde atrás, mientras meditábamos. Después nos visualizamos en la sala desde el techo: 23 personas unidas en el dolor por el sufrimiento que estaba ocurriendo en ese preciso momento en tantas familias en Ucrania y en el mundo. Ascendimos un poco más y visualizamos el edificio en el que estábamos y sus alrededores. Luego progresivamente, incluimos Valencia en su conjunto, la Comunidad Valenciana, la península ibérica, Europa, Ucrania y Rusia. Y nos pusimos las manos sobre el corazón para enviarles nuestro amor en forma de compasión, comprensión por su dolor, y consuelo, lo único que podíamos hacer en ese momento…

Ascendimos aún más hasta poder observar el planeta tierra desde el espacio. El globo terráqueo en el que vivimos y que llamamos la Madre Tierra, en la que toda la Humanidad ha nacido. Acogimos esa imagen también en nuestro corazón y le enviamos nuestro amor más profundo. La violencia no elimina la violencia. Cuanto más amor, menos violencia y odio. Gandhi así lo entendió (y tantas otras personas), y lo transmitió con su ejemplo…

Visualizamos la vuelta hacia la tierra con la misma cadencia hasta que re-habitamos nuestro cuerpo de nuevo, revitalizando el amor y cuidado hacia nosotros mismos, salvaguardando así nuestra necesaria fortaleza interior para poder ayudar a los demás…  

“La guerra es dolor. Mis palabras no sirven para nada. Enviaré mi amor. Es todo lo que tengo”

Cita de ayer del Ruso-Norteamericano Lex Fridman, investigador y profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).

Ilustración para “El principito” de Antoine de Saint-Exupéry, 1943.

Sugerencia: Practicad la visualización propuesta en este artículo, tal cual está descrita. También podéis practicar “Meditación Metta” en www-psyke.es para transmitirnos amor hacia adentro y hacia nuestro alrededor. Unamos fuerzas. Buena práctica