Entre la realidad y nuestros cinco sentidos que la captan, siempre interviene la mente. Nuestra mente lo interpreta todo según nuestras experiencias, nuestras creencias y, también, según nuestro estado anímico. Como los estados anímicos son cambiantes, también es cambiante nuestra percepción de las cosas.
Como consecuencia, nuestra mente nos puede llevar fácilmente a engaño.
Cómo evaluamos ciertas situaciones determina en buena medida cómo vamos a reaccionar frente a ellas. Esa valoración es tan automática y rápida (milisegundos), que, si no aprendemos a pararnos y darnos espacio antes de reaccionar, nos podemos ver involucrados en unos líos tremendos que la mayoría de veces hemos generado nosotros mismos sin percatarnos.
Es aquí, una vez más, donde apelamos a la práctica meditativa. Mediante la meditación incrementamos la consciencia sobre nosotros mismos y sobre nuestras percepciones para fomentar ese “darnos cuenta” antes de que sea demasiado tarde.
Al ir adquiriendo mayor consciencia sobre nuestras sensaciones, emociones y pensamientos, observamos cómo las historias que nosotros mismos nos contamos, nos posicionan ante ciertas situaciones. De esta manera conseguimos ir abriendo cada vez mayor espacio antes de protestar impulsivamente.
Antes de disponernos a reaccionar, nos paramos y tomamos conciencia de que quizá estemos bajo los efectos del cansancio, la frustración o la tristeza. Nos damos un tiempo para contactar con nuestro cuerpo y las sensaciones físicas que aparecen en él.
Bajar al cuerpo nos arraiga y nos proporciona una sensación de mayor firmeza. Tomamos consciencia también de las emociones que van moviéndose en nuestro interior y los pensamientos que aparecen incontroladamente en cascada.
Predisponernos a observarnos desde dentro, y a observar la situación externa que sea -con paciencia, apertura y curiosidad- como algo separado de nuestras perturbaciones del momento, nos sirve de contrapeso a las posibles distorsiones que produce nuestra mente. Nos proporciona mayor claridad mental, libertad y confianza en nosotros mismos.
“La práctica del Mindfulness nos ayuda a percibir la diferencia entre lo que está ocurriendo y las historias que nos contamos sobre lo que está ocurriendo. Historias que nos impiden vivir la experiencia directa. Muchas veces esas historias interpretan nuestro alterado estado anímico como si fuera nuestro ser completo y permanente”.
Extracto de “Real Happiness”, de Sharon Salzberg
Ilustración del neurocientífico Mateo Farinella, para “Neurocomic” de Hana Ros, un libro que remarca las diferencias entre el cerebro y la mente a través del comic.
Sugerencia: Meditación N.5 «Monitoreo abierto: Conscientes de ser conscientes»
Esta meditación se emplea cultivar la amabilidad, apertura y aceptación ante todo lo que aparece en nuestra consciencia como observadores imparciales de la experiencia, sin etiquetar y sin contarnos historias sobre lo que experimentemos.