REFLEXIONES TERAPÉUTICAS PARA INICIAR LA SEMANA CON LA INTENCIÓN DE VIVIR EL PRESENTE Y ASPIRAR A UNA VIDA PLENA CON SENTIDO

El poder de la mirada

Este contexto nos invita a concienciarnos de que vivimos un mundo de contrastes: nos imposibilitan salir a la naturaleza, y la apreciamos tremendamente; el gentío nos agobiaba, y ahora lo echamos de menos; los centros académicos están cerrados, y muchos deseamos volver…cuando antes acudíamos contrariados. Nos hartaban las comidas o cenas familiares, y ahora soñamos con reanudarlas.

El demasiado de algo siempre es la carencia de otra cosa. Nunca estamos en paz. Es la continua queja de desear aquello que no tenemos…

Sería interesante procurar nuestros propios contrastes dentro de este “retiro” forzoso, para darnos cuenta de lo que realmente valoramos y atendemos, que solo es posible –desgraciadamente- en estas circunstancias en las que no nos queda otra. Se venera la salud, cuando nos encontramos enfermos. Ahora más que nunca, apreciamos nuestra vida, expuestos como estamos al recuento diario de personas que se van de este mundo físico en contra de su voluntad.

En esta extraña situación, a la que nuestro cerebro ya empieza a habituarse, los ojos adquieren una especial relevancia. El limitado tiempo en la calle y el poco espacio facial a observar (restringido a los ojos por el uso generalizado de las mascarillas) hace que vayamos buscando la conexión con el otro a través de su mirada.

No es lo mismo “ver” que “mirar”, pues mirar requiere una especial atención consciente…

Según el psicólogo de UCLA, Stan Tatkin, “somos animales visuales, nuestro cerebro está repleto de centros visuales. La corteza visual primaria está altamente especializada en el procesamiento de información y también en la regulación de nuestro propio organismo. Necesitamos conectar nuestras miradas con los demás para co-regular nuestro sistema nervioso central”.

Los que tenemos la fortuna de poder ver (algo que no agradecemos lo suficiente), somos capaces de captar en milésimas de segundos el estado de ánimo, carácter y hasta emociones inadvertidas para los propios emisores que no pueden ocultar lo evidente a través de su mirada.

Como la sensación de “separatidad” nos aterra, nos relacionamos y nos reconocemos en la profundidad que ofrecen esos diminutos y bellos “espejos del alma”. Observamos miradas cansadas y emocionadas, miradas esperanzadas y miradas tristes, miradas solitarias y miradas agradecidas…

Todas nos recuerdan que somos uno y lo mismo. Lo humanamente esencial está apelando a nuestra consciencia. Estamos viviendo un pedazo de vida que quizás -y esperemos- no se vuelva a repetir. No nos perdamos toda la riqueza humana oculta de la que se desprende tanto aprendizaje…

“Levanta la cabeza y mira a tu alrededor con los ojos de un recién nacido, como si nunca hubieras visto antes lo que ahora ves” -Christophe André

Ilustración: viñeta de @r.renito